A cinco días de cumplir 25 años, Jakob Ingebrigtsen está en el Olimpo del atletismo. Criado con sus dos hermanos (el mayor Henrik y el mediano Filip) en un régimen de entrenamientos infernal a las órdenes de su padre que acabó este año en un juicio mediático, el escandinavo no ha parado de maravillar tras su oro en el Europeo de Cross junior en 2016 con 16 recién cumplidos.
Capaz de seguir ritmos imposibles, su palmarés presenta un oro olímpico en 1.500 (Tokio 2020) y otro en París (5.000), dos títulos mundiales en 5.000 (Eugene’22 y Budapest’23), un ‘doblete’ este año en el Mundial bajo techo de Nanking (1.500 y 3.000), tres ‘dobletes’ europeos al aire libre (1.500 y 5.000) y bajo techo (1.500 y 3.000) más ocho oros en Europeos de cross.
Su empecinamiento en imponer un ritmo sostenido para ampliar la zancada en el último 500 sin un ‘Plan B’ lo convierte en un rival casi invencible en las 15 vueltas en pista cubierta y en las 12 y media al aire libre, pero puede ser un hándicap en los 1.500 por la presencia de rivales muy rápidos que se aprovechan de su trabajo en las tres vueltas previas para asestarle ‘hachazos’.
¿Participará Ingebrigtsen en los 5.000 metros? / AP
El 1.500 es una de las pruebas reinas del atletismo junto al espectáculo de los 100 lisos. Y es el oro más preciado para un Jakob Ingebrigtsen que al aire libre tiene los récords europeos de 1.500 (3:26.73), de la milla (3:43.73) y los mundiales de 2.000 (4:43.13), 3.000 (7:17.55) y dos millas (7:54.10); y bajo techo los récord universales del ‘milqui’ (3:29.63) y de la milla (3:45.14).
Sin embargo, el 1.500 le ha dado otro dolor de cabeza este domingo en Tokio y ya van cuatro seguidos. En el escenario y en la prueba que lo coronaron en los Juegos por delante del keniano Timothy Cheruiyot, el de Sandnes llegaba muy corto de trabajo tras una larga lesión en el tendón de Aquiles al llegar octavo con 3:37.84. «Ha sido terrible, peor de lo que esperaba», afirmó.
Esta vez su eliminación no es imputable a errores tácticos, aunque quizá habría tenido opciones de ir más adelantado. El caso es que Ingebrigtsen venía de ganar el oro en París’24 en 5.000 y de sufrir una gran derrota en el milqui, donde acabó cuarto por detrás de tres anglosajones: el estadounidense Cole Hocker, el británico Josh Kerr y el también estadounidense Jared Nuguse.

Ingebrigtsen llegó octavo en su serie de 1.500 / AP
Otros dos anglosajones le hicieron morder el polvo en los dos últimos Mundiales, aunque tanto en Eugene’22 como en Budapest’23 se colgó el oro en las 12 vueltas y media. Fueron dos derrotas calcadas. Ese carácter altivo y esa autoconfianza le hacen en ocasiones perder el respeto por los rivales y olvida que en esta distancia y sin liebres no es tan invencible.
Ingebrigtsen mandó desde el inicio en 2022 en el Hayward Field, pero fue superado en la parrilla por el británico Jake Wightman (3:29.23) con el suspendido hispanomarroquí Mohamed Katir bronce. Se quedó a 24 centésimas del oro y al año siguiente en Budapest llegó a 27 del británico Josh Kerr (3:29.38) en una maldición que a buen seguro tratará de romper en 2027 en Pekín.