Golpe de efecto para el Mundial de MotoGP. Marc Márquez tiene en la punta de los dedos sumar la novena corona de su carrera pero está decidido a darle emoción, al menos un poco más. Hace siete días, con su segunda posición en el GP de Catalunya y la victoria de su hermano Àlex, segundo en liza en la general, aplazó su alirón, al menos, hasta Japón (del 26 al 28 de septiembre). Se esfumaba la posibilidad de convertirse en campeón en territorio Rossi, en Misano, alargando un par de semanas más la crónica de un mundial anunciado.
En el Gran Premio de San Marino la pelota estaba en el tejado de Marc pero el mayor de los Márquez se fue al suelo en la vuelta seis de la carrera sprint, cuando marchaba segundo. Su primera caída del curso en una sprint, la décima e inoportuna caída de la temporada. Àlex no desaprovechó la oportunidad y aunque no tuvo opciones de atacar a Marco Bezzecchi, ganador de la carrera, si sumó los nueve puntos que se otorgan al segundo clasificado de la carrera corta del sábado.
Justamente uno menos de los que Marc puede conceder de margen si quiere ser campeón en Motegi. Si el piloto del Ducati oficial no pierde diez puntos ante Àlex este fin de semana, tendrá su primer ‘match ball’ por el título en el trazado nipón.
Las cuentas son claras, tras la carrera sprint del GP de San Marino, Márquez continúa con 487 puntos, mientras que Àlex acumula 314 gracias a su segundo puesto en Misano. La diferencia entre ellos es de 173 unidades, con 247 puntos en juego: 175 de carreras de domingo y 72 de sprint. Para asegurarse el campeonato en Japón, Marc debe sumar 24 puntos más que Alex para ser campeón del mundo matemáticamente.