«Buena gente, sencillo, humilde… Un ganadero de raza, de los de toda la vida». Así definen en Ribadesella a José Antonio Otero Toraño, «Toño», vecino de Cueves (Ribadesella), que ayer fue hallado muerto en la antojana de su casa. Las primeras averiguaciones indican que el hombre, de 60 años, recibió una paliza a manos de dos personas, aunque la Guardia Civil no descarta ninguna hipótesis. El ganadero presentaba un fuerte golpe en la parte trasera de la cabeza que le causó la muerte prácticamente en el acto.
La tristeza y consternación, además de la sorpresa por lo ocurrido, se han instalado en el pequeño pueblo donde José Antonio Otero Toraño regentaba con su mujer, María del Mar Berjón, una popular explotación, Ganadería Maella, con la que ambos –afiliados a la organización agraria Unión Rural Asturiana (URA) y delegados en Ribadesella– han cosechado numerosos premios en diversos concursos. Además, organizaban con gran éxito y aceptación visitas guiadas para dar a conocer el día a día en una explotación. De hecho, ayer mismo estaba previsto la llegada de unos turistas.
Un investigador, a las puertas de la casa del ganadero presuntamente asesinado. / TPA
Pocos en Cueves dan crédito a lo ocurrido este viernes y nadie se explica «qué pudo pasar». La Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación y trata de determinar las circunstancias en las que se produjo la muerte de este ganadero. Según informó el Instituto Armado, todo se precipitó poco después del mediodía, cuando se recibió una llamada telefónica en el Centro Operativo de Servicios (COS) de la Guardia Civil de Asturias en la que una mujer comunicó que su cuñado había sido agredido.
Trasladada la patrulla de Seguridad Ciudadana del puesto de la Guardia Civil de Ribadesella, los agentes informaron de que en el lugar ya se encontraban los servicios de emergencias intentando reanimar al hombre, porque se encontraba en parada cardiorrespiratoria.
La víctima fue supuestamente agredida por dos desconocidos que le dieron una paliza a la salida de su domicilio. Los servicios sanitarios no lograron reanimar a la víctima al llegar a Cueves, tan solo certificar su fallecimiento. La Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Asturias se ha hecho cargo de la instrucción de las diligencias y está reconstruyendo las circunstancias vitales del ganadero, así como sus últimos movimientos. También se están recabando las grabaciones de que pueda haber en la zona.

Un agente, con dos bolsas cargadas de pertenencias de la víctima. |
Los agentes tomaron declaración a su mujer y a su cuñada, inicialmente en el lugar de los hechos, y posteriormente en el cuartel de Ribadesella, donde fueron conducidas en un vehículo policial.
José Antonio Otero Toraño había cosechado numerosos premios en los diferentes certámenes y concursos ganaderos en los que participó. Además, las visitas guiadas y la promoción de Ganadería Maella tienen un notable eco en las redes sociales, donde suman miles de seguidores.
El fallecido, que no tenía hijos, era propietario de las fincas que se habilitan como aparcamiento en el entorno de la Cuevona de Cueves del Agua, una espectacular gruta natural junto al único acceso rodado a la pequeña localidad.

José Antonio Otero, con su mujer, María del Mar Berjón. / Ana Paz Paredes
En Cueves domina la incredulidad: nadie esperaba un suceso así en un pueblo en el que «nunca pasa nada», señalaba un vecino de la zona. «Era buena gente, no se metía con nadie», añadió al referirse al vecino fallecido. En cuanto a los supuestos desconocidos que habrían acabado con la vida de José Antonio Otero Toraño imperó el silencio.
«Aun con el miedo en el cuerpo queremos recordar a Toño como lo conocimos, con una sonrisa en la cara y con ese toque irónico que junto con el carisma de su persona le hacía un hombre entrañable», expresaron en sindicato ganadero URA. El coordinador del mismo, Borja Fernández, mostró gran pesar por lo ocurrido: «Lo recordaremos con el mismo cariño con el que nos acogió en su ganadería para contarnos su historia y todos los problemas del campo que le preocupaban. No nos cabe en la cabeza que puedan pasar estas cosas. Hasta siempre Toño, hasta siempre amigo».