El cóctel donde se mezcla la inestabilidad política con una economía debilitada, con el mayor déficit público de la zona euro y con una deuda pública que no deja de crecer amenaza con convertir a Francia en el nuevo enfermo de Europa. En un momento en que Alemania, la tradicional locomotora europea, está dejando de lastrar el crecimiento de la zona euro y empieza a recuperar brío, la renovada incertidumbre política en Francia –la segunda economía de la unión monetaria– «podría frustrar el repunte del crecimiento europeo», según empiezan a advertir analistas y firmas de inversión.
Por primera vez en la historia de la eurozona, el bono francés se ha deteriorado hasta el nivel del italiano
«Aunque no es catastrófica, la situación es preocupante, ya que Francia se desmarca del resto de la zona euro con el mayor déficit presupuestario (5,8% del PIB en 2024 y 5,4% previsto en 2025 frente a una media de la zona euro en torno al 3%) y una deuda pública en trayectoria ascendente (113% del PIB en 2024 y 117% previsto en 2025)», se apunta en un análisis de la banca Edmond de Rothschild.
«Este deterioro de los saldos presupuestarios se explica principalmente por la disminución de los ingresos fiscales debido a las rebajas fiscales concedidas a los hogares (-1,6 puntos desde 2017) y a las empresas (-0,8 puntos), que no se ha visto compensada por una reducción del gasto público (que ha vuelto a los niveles de 2017 tras el pico de la pandemia)», añade la firma suiza de inversión. El gasto público en Francia representa el 57% de su PIB, frente al 50% de media de la zona euro (el 45,4% en España o el 49,5% en Alemania).
Sombras y luces de los datos
Los datos macroeconómicos muestran la fotografía de una economía francesa con débil crecimiento (algo superior al de Alemania e Italia, pero muy inferior al de España) y un intenso deterioro de sus finanzas públicas: presenta el mayor nivel de déficit de la zona euro (5,8% del PIB en 2024) y el tercer dato más elevado de deuda pública (113% del PIB en 2024), solo por detrás de Grecia (153%) y de Italia (135%).
Todo ello redunda en una prima de riesgo del bono francés (diferencia respecto al tipo de interés del bono alemán, que se considera el más fiable) que se sitúa por encima de la española desde septiembre de 2024 de forma sostenida. Y ello tiene que ver con los peores datos de déficit y deuda de Francia, con su inestabilidad política y con la mejor percepción de la economía españolaque, en 2024, fue la de mayor crecimiento entre las desarrolladas y, según los pronósticos del Fondo Monetario Internacional, volverá a serlo en 2025.
Con todo, los fundamentos de la economía francesa siguen mostrando resiliencia. La tasa de paro se situó en 2024 en el 7,4%, por encima de la media de la zona euro (6,4%), pero muy por debajo de la tasa española, del 11,4%. La inflación francesa marcó en agosto un porcentaje muy reducido, del 0,8%, muy por debajo de la media del 2,1% de la zona euro y del 2,7% de España.
«La economía francesa ha demostrado resiliencia a pesar de la alta incertidumbre: la desinflación avanza satisfactoriamente y el mercado laboral se mantiene sólido», certificó el Fondo Monetario Internacional en su informe sobre la economía francesa publicado a mediados de julio. Ahí mismo se señalaba que «la incertidumbre política y las estrictas condiciones financieras siguieron lastrando la inversión privada» en 2024. El FMI advertía de que «la consolidación fiscal requerirá acciones decisivas y decisiones difíciles para garantizar la equidad y la justicia» y buena prueba de ello está en el último episodio (hasta ahora) de la crisis política francesa.
Deterioro histórico de la prima de riesgo
Poner freno a la deriva de las cuentas públicas y reducir el déficit público al 4,6% en 2026 era el propósito principal del plan de ajuste de 44.000 millones de euros (1,5% del PIB francés) que intentó sacar adelante el ya exprimer ministro François Bayrou y que ha acabado con su carrera política tras no haber logrado superar la moción de confianza en la Asamblea Nacional a la que él mismo eligió someterse. Su flamante sucesor, Sébastien Lecornu, ya ha anunciado que acometerá «rupturas en el fondo» y «no solo en la forma» para sacar a Francia de la crisis política y social, pero entre sus prioridades se mantiene la de aprobar unos nuevos Presupuestos con los que embridar las cuentas públicas.
El nuevo primer ministro francés, Sebastien Lecornu (derecha), junto a su antecesor, Francois Bayrou. / EFE / EPA / LUDOVIC MARIN
La desconfianza entre los inversores por el deterioro de la situación política y fiscal es tal que, por primera vez en la historia de la eurozona, la deuda pública a 10 años de Francia ha alcanzado un tipo de interés superior a la Italia. Sucedió este martes, 9 de septiembre, el mismo día en el Bayrou presentó su dimisión: el tipo de interés del bono francés a 10 años alcanzó un pico del 3,48%, superando al 3,47% registrado por el bono italiano. Y ello a pesar de que la calificación de la deuda francesa otorgada por las agencias S&P, Moody’s y Fitch (AA-, Aa3 y AA-, respectivamente) es muy superior a la que recibe la deuda de Italia (BBB+, Baa3 y BBB).
Este mismo jueves, según datos de Bloomberg, el tipo de interés del bono francés (3,44%) se situó en similar nivel que el italiano (3,46%), muy por encima del alemán (2,66%) y ligeramente superior al de España (3,23%) y al de Grecia (3,31%) o Portugal (3,07%).
«Francia no es periferia por estructura, pero el mercado la está apreciando como tal por el riesgo político y, sobre todo, fiscal», explica Kai Torrella, consejero delegado de de la gestora de activos Gesinter. El país se financia ya a niveles comparables a Italia, aunque con una deuda menor en términos relativos. Según Torrella, «el mercado premia más la credibilidad de un ajuste que el volumen absoluto de deuda». En su opinión, «Italia, con una deuda mayor ha logrado estabilizar sus bonos gracias a un relato fiscal más consistente. En cambio, Francia necesita demostrar que sus medidas son factibles e implementables en el corto plazo para frenar la desconfianza».
Pese a la tensión del mercado de bonos en Francia, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, dijo este jueves en rueda de prensa que «los mercados de deuda soberana funcionan de forma ordenada» en este momento. Lagarde dejó entrever que el BCE considera que la subida de la prima de riesgo francesa no es exagerada y no es necesario intervenir en este momento en el mercado y comprar deuda soberana de Francia para frenar la subida. De un modo general, Lagarde recordó que la institución tiene ahora las herramientas para lograr que los tipos de interés estén en un nivel similar en todos los países de la zona del euro pero instó a Francia a cumplir con las reglas fiscales europeas.
Erosión de la confianza
«A corto plazo, ningún partido parece estar en condiciones de conciliar el programa de austeridad presupuestaria que exigen los mercados —especialmente los inversores en renta fija— con el capital político necesario para llevarlo a cabo», apunta en una nota Raphaël Thuin, analista de Tikehau Capital. Desde su punto de vista, «el riesgo para Francia es verse atrapada durante un periodo prolongado entre el inmovilismo político y el deterioro lento de sus fundamentos económicos«.

Jóvenes en Montpellier, en la jornada de protesta convocada en Francia bajo el lema ‘Bloquons tout» (Bloqueemos todo), contra los recortes presupuestarios que pretende el presidente Macron. / EFE / GUILLAUME HORCAJUELO
De momento, en Francia, se han evitado los escenarios políticos más turbulentos (disolución de la Asamblea Nacional, convocatoria de elecciones o dimisión del presidente, Emmanuel Macron) y los analistas piensan que el ‘statu quo’ puede mantenerse durante meses. No obstante se advierte de que «a largo plazo, la inestabilidad política y los déficits crónicos podrían erosionar gradualmente la confianza de los inversores, la inversión privada y la atractividad del país. Esta evolución podría terminar pesando sobre el consumo y el crecimiento económico», señala el analista de la casa francesa de inversión.
Aunque el análisis del banco Crédit Mutuel subraya que, a pesar del débil crecimiento de la economía francesa, no existe un riesgo elevado de que entre en recesión, el comentario de otro banco de inversión –Schroeders– pone el acento en que «la renovada incertidumbre política en Francia podría frustrar el repunte del crecimiento europeo» que ha empezado a dar signos de recuperación a lo largo de este año, impulsada por el sector manufacturero y favorecida por «el cambio radical en la política alemana«, concretamente, por la anticipación del gasto previsto en infraestructuras.
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