En la franja sur de la política patria, el inicio de un nuevo curso se ha visto envuelto de forma casi automática por el estallido de la precampaña de las elecciones andaluzas de 2026. Se ha corroborado este viernes al mediodía bajo la intemperie calurosa del malagueño Valle del Guadalhorce. Allí, en el exterior de las instalaciones de una empresa aceitera, se ha conjurado el PP -con Alberto Núñez Feijóo y Juanma Moreno como cabezas de cartel- para afrontar un horizonte inmediato como el que sugiere el regreso de las urnas. Feijóo y Moreno han encendido la mecha de todo lo que se avecina. Y lo han hecho siguiendo el ritual que cada año por estas fechas iniciáticas propicia el centro-derecha en Málaga: el del tradicional acto ‘popular’ de los huevos fritos en Alhaurín el Grande, el municipio del que proceden las raíces familiares del presidente andaluz.
De hecho, antes de que en torno a las una y cinco de la tarde irrumpieran los dirigentes populares entre el gentío con más de media hora de retraso, ya había bandejas preparadas con cientos de claras y sus consiguientes yemas ya elaboradas para el almuerzo posterior al mitin.
Como suele suceder en el paseíllo previo, se destaparon como verdaderos profesionales quienes tomaron posiciones para forzar selfies con el gallego o con el anfitrión andaluz, y en rabiosa vecindad con ellos aparecieron también el malagueño Elías Bendodo, el número 2 regional del PP, Antonio Repullo, la presidenta del PP de Málaga, Patricia Navarro, o la exalcaldesa alhaurina Toñi Ledesma.
Entre algunos gritos de ‘presidente, presidente’, Moreno y Feijóo fueron avanzando hacia el escenario bajo esa inercia diferente que siguen, respectivamente , quién juega en casa -como era el caso del primero- o el que regresa a uno de los grandes bastiones nacionales de su partido como es la provincia de Málaga.
Feijóo se fotografía con un vecino de Alhaurín / Álex Zea
Tres meses después del mitin en el polideportivo malagueño de Carranque que precedió al congreso nacional de su reelección, Alberto Núñez Feijóo reapareció por estos lares con ese repertorio novedoso al que ha sumado los ademanes de ‘tiktoker‘ principiante. Y aunque no tenía cerca limones a los que cantarle como sucedió el pasado fin de semana con su comentado vídeo, Feijóo tomó la palabra -tras una abreviada intervención de Moreno- rodeado de un paisaje de olivos y con cajas repletas de aceitunas. No en vano, se encontraban en un molino de aceite. Y, allí, Moreno se asignó el papel de ‘telonero’ para proclamar «todo lo que le une» con el gallego para afrontar el porvenir que viene.
«Este va a ser un curso político distinto en Andalucía porque desemboca en unas elecciones, quiero trasladar aquí pese al ruido de los socialistas que hemos reconstruido el crédito de Andalucía, todo el mundo sabe ya que hay una tierra que apuesta por su futuro y que somos gente honesta y ambiciosa», recalcó Moreno.
Anecdotario
El tradicional almuerzo con huevos fritos de los populares malagueños empezó a celebrarse hace ya diez años, cuando el presidente provincial del partido era el ahora dirigente en la madrileña calle Génova Elías Bendodo. Y, desde entonces, ha dado para un anecdotario ante el que se divisa la historia reciente del PP, incluso en clave nacional.
Aunque Feijóo ya sume con esta -y la de ‘recién llegado’ en 2022- dos participaciones, su antecesor Pablo Casado sigue teniendo el récord de presencias en lo que a líderes nacionales del partido se refiere. Casado se estrenó en los albores del invento en 2015, cuando aún era vicesecretario de Comunicación. Y, luego, asistió otras tres veces como ‘jefe mayor’. En 2018, llevaba poco más de un mes elegido cuando él y su escudero murciano Teodoro García Egea se embutieron en el delantal y cogieron la paleta. Un año después, reincidió pero sus asesores genoveses evitaron que se posara en la estampa culinaria. Y, a pesar de la pandemia, aún le dio tiempo a volver en 2021, esta vez ya con foto ante los huevos fritos aunque con mascarilla.
Nadie se hubiera atrevido a vaticinar entonces que Casado no terminaría el curso político como presidente nacional, y que bajo la primavera sevillana de 2022 sería encumbrado -en vísperas del gran triunfo de Juanma Moreno– Alberto Núñez Feijóo. O sea, el mismo político gallego que este viernes de septiembre ha ‘cambiado’ los limones de la canción por la cercanía de las aceitunas, antes de abrazarse a la posteridad junto a una bandeja repleta de yemas amarillentas.