La introducción de la cultura sidrera en el currículum docente de los colegios asturianos, anunciada en agosto por el Principado, ha abierto un intenso debate sobre la ética y la conveniencia de trasladar al ámbito educativo la bebida más emblemática de la región, que no deja de ser un producto con seis grados de alcohol. La medida, presentada por la vicepresidenta, Gimena Llamedo, y la consejera de Cultura, Vanessa Gutiérrez, contempla no solo la incorporación de contenidos sobre la sidra en el currículo escolar, sino también la edición de materiales didácticos, ayudas a la producción, la restauración de llagares tradicionales y un mayor protagonismo de la sidra y sus derivados en actos institucionales. «Es un documento vivo, un punto de partida», señalaron en su momento las responsables autonómicas.
Las reacciones no tardaron en llegar. La Asociación Asturiana de Pediatría criticó duramente la decisión del Ejecutivo regional al considerar que introducir la cultura sidrera en las aulas puede suponer «fomentar indirectamente su consumo» entre los menores. Los especialistas en salud infantil instaron al Principado a mantener una «postura coherente en materia de salud pública» y a no «banalizar» los riesgos asociados al alcohol, subrayando que cualquier iniciativa educativa debería ir en sentido contrario: hacia la prevención y la desnormalización del consumo.
El Ejecutivo autonómico, sin embargo, se mantiene firme en su planteamiento. En el acto de inicio del curso escolar celebrado en Nava, concejo que pertenece a la comarca de la sidra, la consejera de Educación, Eva Ledo, defendió la incorporación de estos contenidos en la enseñanza. Incidió en que el objetivo no es otro que acercar a los más pequeños a un elemento esencial de la identidad regional. «Los niños deben de ir conociendo nuestra cultura. Dentro de la cultura sidrera no cabe duda de que tenemos la sidra, pero también los llagares, la elaboración, forma parte de nuestra esencia», afirmó la titular de Educación, que precisó que su presencia en el currículo escolar será «como un conocimiento más, nunca en otro sentido».
La consejera de Salud, Conchita Saavedra, también se unió ayer a la defensa de la iniciativa autonómica y quiso dejar claro que su departamento no renuncia a la labor de prevención frente al consumo de alcohol. «Opinamos que hay que incidir y estar dentro de los colegios y las escuelas para trabajar en la prevención, en los hábitos de vida saludable. Y, por lo tanto, explicar claramente que el alcohol no es bueno y no se debe consumir», declaró Saavedra en un acto en el Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA). No obstante, defendió la compatibilidad entre esa labor preventiva y la enseñanza de la sidra como patrimonio cultural. «Estamos hablando de la cultura sidrera que es patrimonio de la sociedad, que es patrimonio de la humanidad, y lo que va a explicar no solamente es eso, sino también el paisaje de la sidra, cómo se realiza la extracción. Pero eso tiene que ir al mismo tiempo con una formación clara de que el consumo del alcohol no es bueno y, por lo tanto, debemos evitarlo», concluyó.
El debate está servido: mientras los pediatras piden prudencia y advierten contra la posibilidad de normalizar el consumo en edades tempranas, el Principado insiste en que se trata de un reconocimiento cultural y patrimonial que puede convivir con la educación en hábitos de vida saludable.
María Neira será nombrada embajadora de la sidra 2025
El Llagar Casa Herminio, en Colloto, acogerá hoy a las 19,30 horas la XI Espicha Solidaria frente al Cáncer, organizada por la Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias y la Fundación Sandra Ibarra. Durante el encuentro, la doctora asturiana María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud, será nombrada oficialmente Embajadora de la Sidra de Asturias Solidaria 2025.
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