Alpine no es una marca de volumen. No vende millones de unidades, ni falta que le hace. Su territorio es otro. Más emocional, más técnico y más pasional. Y eso no se podría explicar del todo bien en un concesionario habitual. Por eso nacieron los Atelier Alpine.
Son espacios pensados para enseñar qué es realmente Alpine sin necesidad de subirse a un coche, aunque también se pueda hacer. No son tiendas, no son salas de exposición, y desde luego, no son concesionarios al uso. Son lugares que la marca está implantando en el centro de grandes ciudades europeas para que cualquiera pueda entender, e incluso sentir, qué es y qué representa la firma francesa.
Atelier Alpine en Barcelona / V.M.
Según Christopher Hevia, responsable del Atelier Alpine de Barcelona, “lo primero que se va a encontrar quien venga a descubrirnos, es el primer Atelier Alpine del mundo que integra: una exposición, una zona de Fórmula 1, de maquetas, de merchandising, un bar y todo un espacio diáfano para hacer eventos”. En estos espacios hay coches, pero no colocados como si esperaran a un comprador. Están expuestos con intención, iluminados de forma cuidada, integrados en una arquitectura que mezcla el hormigón con el aluminio y, por supuesto, el azul Alpine.
En un Atelier Alpine no se va solo a mirar coches. En el centro hay un salón donde se proyectan carreras en una pantalla LED enorme con sonido envolvente. Se puede probar un simulador de conducción, y sentarse tranquilamente con un configurador en pantalla grande y decidir cómo sería tu A110 ideal. Además, en la boutique se vende ropa, zapatillas, maquetas, libros. Cosas que ayudan a entender el universo más allá de sus vehículos.

Atelier Alpine en Barcelona / V.M.
Lo interesante del concepto Atelier es que va más allá del producto, pese a que los protagonistas no podían ser otros que los A110 y A290, la nueva propuesta eléctrica de la marca. “Le enseñamos tanto el modelo A290 como el A110, que es el que llevamos vendiendo desde 2018. Por supuesto, puede hacer una prueba de este vehículo. Así mismo disponemos de un espacio visualmente muy atractivo que es la zona donde nos dedicamos al cliente, y en la que se encuentra el configurador. Es un espacio donde el cliente puede diseñar el vehículo a su gusto”, añade Hevia.
Los Atelier también funcionan como plataforma para otros sectores. A veces, empresas de relojería, tecnología, u otros ámbitos organizan allí presentaciones privadas. Y, de paso, sus invitados descubren la marca. “El Atelier Alpine está concebido para hacer eventos. Con el fin de dar a conocer la marca a empresas y clientes. Cedemos este espacio a compañías que puedan montar una presentación de producto”.

Atelier Alpine en Barcelona / V.M.
No es casualidad que Alpine haya decidido apostar por este formato. Ni que lo esté desplegando en ciudades como París, Londres o Barcelona. Lugares donde el coche deportivo ya no tiene cabida como antes, pero sí como objeto cultural, como pieza de ingeniería, como símbolo. “Alpine es una marca de coches deportivos de alta gama del grupo Renault y por la nueva política de marca va a tener sus propios concesionarios independientes. Este mismo de Barcelona, como hemos adelantado, es el primero de todo el mundo, por una razón, porque Alpine está presente en diferentes competiciones. Una de ellas es la Fórmula 1, Moto GP, presentes en la ciudad gracias al Circuit”.
“El Atelier Alpine de Barcelona es la punta de lanza, y ya el año que viene está prevista la inauguración en París, Londres. Actualmente hay un pop Up efímero que estará durante unos meses en Milán. La inversión más grande se ha hecho en Le Mans con la apertura de un espacio puramente Alpine, para que todos los clientes que puedan ir con su vehículo o alquilar un Alpine. Allí disponen de un Hospitality donde los clientes disponen de un espacio de atención preferente. Gracias a dinamizar este espacio de esta manera cada vez más gente conoce Alpine, sobre todo la filosofía de la marca que es hacer coches ligeros, potentes y precisos”, sentencia Hevia.

Atelier Alpine en Barcelona / V.M.