La cuestión de la seguridad en carretera está más vigente que nunca en España. En 2024, se registraron 1.154 fallecidos en carretera. De hecho, según un estudio realizado por Geotab, en el sector profesional el 89% de los conductores considera que la posibilidad de sufrir un accidente ha crecido en los últimos cinco años.
En este contexto, cada vez más flotas recurren a las cámaras de salpicadero, conocidas como dashcams, como una herramienta para reforzar la seguridad en carretera, agilizar la gestión de reclamaciones y proteger tanto a conductores como a flotas. Mientras en otros países las dashcams ya son habituales -un 30% de los conductores estadounidenses las usa-, en España su adopción se empieza a consolidar. De hecho, se espera que el mercado español crezca un 10,3% anual entre 2024 y 2030.
Por ello, Geotab -especialista en soluciones de gestión de vehículos y activos conectados-, ha recopilado las principales claves para su uso en nuestro país.
Requisitos de legalidad en España
Para garantizar que los sensores del vehículo captan diferentes situaciones de riesgo en carretera -desde maniobras bruscas hasta colisiones-, las cámaras deben funcionar con sistemas que permitan conservar únicamente las imágenes relevantes para fines legítimos. En España, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) establece que la grabación continua e indiscriminada de la vía pública no se ajusta al principio de minimización de datos.
La solución legal y técnica pasa por un modelo de grabación por eventos, basado en segmentos de corta duración que se van sobrescribiendo automáticamente. Por ejemplo, cuando el sistema o un sensor de fuerza G integrado detecta un incidente —como un impacto, un frenazo brusco o una maniobra de riesgo—, el archivo correspondiente queda protegido y no se borra. De este modo, sólo se conserva la información crítica de un siniestro o situación de peligro, mientras que el resto del trayecto no se almacena, asegurando así tanto la utilidad de las imágenes como el respeto a la privacidad y la normativa de protección de datos.
Muchas personas recurren a las dashcam en sus vehículos / Archivo
Privacidad y terceras partes
Los gestores de flotas, en su rol de responsables del tratamiento de datos (es decir, aquellos que deciden por qué y cómo se procesan los datos), tienen pleno control sobre la gestión de los vídeos grabados: pueden eliminarlos en cualquier momento, programar su borrado automático o conservarlos durante un tiempo si existe una justificación legal. Los datos no deben compartirse con terceros a menos que así lo exija la ley.
Usos de las dashcams
Las dashcams de nueva generación han evolucionado más allá de su función inicial de solo registrar incidentes para la gestión de siniestros de manera más rápida y con menos costes. Gracias a la integración de inteligencia artificial y sistemas avanzados de asistencia a la conducción, hoy permiten detectar distracciones, signos de fatiga o un uso indebido del teléfono móvil, emitiendo alertas inmediatas al conductor para corregir comportamientos de riesgo.
También pueden incorporar avisos de colisión frontal o de salida de carril, contribuyendo a prevenir accidentes antes de que ocurran. Además, el análisis de estos datos puede facilitar programas de formación más efectivos, ya que ayuda a identificar patrones de conducción inseguros y a reforzar la seguridad en carretera de forma proactiva.
Ciberseguridad de los datos
La gestión de los datos generados por las cámaras de salpicadero requiere aplicar protocolos de ciberseguridad que garanticen su confidencialidad y eviten accesos no autorizados. Entre las medidas más habituales se incluyen el cifrado de la información tanto en tránsito como en reposo, el uso de actualizaciones de software verificadas digitalmente y la aplicación de controles de acceso basados en roles para limitar quién puede consultar los registros.
Ante todo, es importante asegurarse de que la cámara esté instalada de forma segura, sin bloquear la vista del conductor ni obstaculizar las ventanas del vehículo.
“Las dashcams son ya una herramienta clave en Europa y están comenzando a consolidarse en España. Pueden ser un importante instrumento para la seguridad vial, ya que pueden ayudar a prevenir incidentes al detectar distracciones, fatiga o comportamientos de riesgo en la conducción. En caso de producirse un accidente, también pueden ayudar a exonerar al conductor o aportar más contexto a la situación.”, afirma Iván Lequerica, vicepresidente de EMEA en Geotab. “Su adopción debe ir siempre acompañada de un cumplimiento de la normativa de protección de datos, garantizando que la privacidad de los conductores quede plenamente protegida”, concluye.