«Intentad llegar antes para evitar los cortes de tráfico». La última consigna que por redes sociales reciben los activistas contra el genocidio en Gaza les insta a a anticiparse a los despliegues policiales a lo largo de los 277,2 kilómetros de recorrido en la Comunidad de Madrid previstos por la Vuelta Ciclista a España en sus dos últimas etapas. Interior prepara desde este mismo miércoles un dispositivo especial de seguridad que implica la Guardia Civil y a la Policía Nacional todo el fin de semana. El primer paso se da en la Delegación del Gobierno, donde en esta jornada se convocó una «reunión de coordinación de seguridad».
Así se llaman en Interior las citas de autoridades políticas y policiales para la planificación de dispositivos de protección en grandes eventos. El de este fin de semana es uno de los encargos más complicados que han tenido las Fuerzas de Seguridad en Madrid desde la celebración de la cumbre de la OTAN. El peso, otra vez, recae en las áreas de Información y Seguridad Ciudadana de ambos cuerpos policiales, además de lo que toca específicamente a la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.
La jornada del domingo en el centro de Madrid es el punto de mayor temperatura prevista en la campaña de protesta contra la participación del equipo Israel Premier Tech , pero a la reunión de coordinación de seguridad han sido llamados también los ayuntamientos de Guadarrama, Navacerrada, Cercedilla, San Lorenzo de El Escorial, Algete, Alalpardo, San Sebastián de los Reyes y Alcobendas, términos madrileños por los que discurrirá la comitiva ciclista camino de la meta final.
En las redes sociales se multiplican los llamamientos al boicot de la Vuelta / El Periódico
Salvo aportaciones extra de última hora, están llamados a desplegarse 1.100 policías nacionales en Madrid y las ciudades grandes de la periferia capitalina y 400 guardias civiles -además de los asignados a la Vuelta desde su arranque- en los municipios pequeños. Dos tipos de acciones generales de protesta se plantean en la evaluación previa de seguridad: las que se han venido produciendo en el País Vasco o Galicia, por ejemplo, en puntos estratégicos de la ruta, y las que pueden tener lugar específicamente en Madrid, convirtiendo al recorrido urbano en «una ratonera, un pasillo de las collejas para los ciclistas», comenta elocuentemente un veterano de las unidades antidisturbios de la Policía.
Aprovechar las cámaras de TV
En las cuentas de diversas plataformas de internet que sigue toda la órbita española de la extrema izquierda, pero también en las de tuiteros más o menos influyentes, se multiplican las llamadas a parar la Vuelta en Madrid, sobre todo a boicotear la etapa final para que la prueba ciclista no pueda proclamar un ganador. De fuentes policiales ha podido confirmar este diario que se montan con antelación desplazamientos a Madrid de activistas anti-Israel de diversos puntos de España, «sobre todo del norte», para unirse al público en los márgenes de la ruta.
En Algete, localidad periférica del norte madrileño, la Guardia Civll sigue un llamamiento a llenar tramos de carretera con las siglas AZAB. Significan All Zionists Are Bastards (Todos los sionistas son bastardos). Se elige un eslogan en inglés, adecuado al impacto internacional de todo lo que vean las cámaras de televisión, incluidas pancartas y pintadas, en el final de la Vuelta.
El impacto mediático es clave para las dos fuerzas que intervienen en el pulso: clave para la campaña contra Israel y clave para evitar una imagen de inseguridad en Madrid y toda España. En esa dicotomía se mueve Interior. En la mañana de este miércoles lo verbalizaba el ministro Fernando Grande-Marlaska en pasillos del Congreso. La consigna política que pesa sobre el dispositivo es «permitir el derecho, absolutamente legítimo, y en estos momentos necesario, de manifestación de la gente, sin que se ponga en riesgo la integridad de los ciclistas y del público».
O sea, en materia de seguridad a pie de calle, cuadrar el círculo. El Gobierno no se plantea desatar una acción policial dura contra manifestaciones que, al fin y al cabo, van en la línea de repudio del ejecutivo israelí de Netanyahu que a nivel internacional encabeza España. Pero los promotores de las protestas no se plantean, a su vez, limitarse a gritar en las cunetas. El llamamiento es, claramente, a parar la Vuelta, impedir su llegada a meta. Y estos dos factores integran un rompecabezas para los jefes policiales.
«Esto no es acordonar un polideportivo», comenta el agente antidisturbios. Ciertamente, es imposible rodear cientos de kilómetros de ruta o encapsular a los corredores. También es misión imposible un filtrado de un público heterogéneo, masivo y disperso por tan amplio campo de operaciones. Aunque la consigna de Interior es no impedir el derecho de manifestación, sí hay una labor de filtrado previa, en el nivel de la Información policial, para detectar riesgos por la presencia de extremistas ya fichados, algunos de los cuales dieron la cara en las proximidades de Bilbao, hace seis días, inflitrados entre personas de movimientos propalestinos y pacifistas que no tienen que ver con ellos y que trataban de pasarles banderas palestinas por el rostro a los corredores, y en el alto coruñés de Groba, en la etapa 16, en la corta de ramas y árboles para cruzarlos en la carretera.
En Madrid, los activistas que protestan se plantean, de momento, hacerse notar en la tarde del sábado en los puertos de la Sierra de Madrid, pero sobre todo el domingo desde las 16:00 en Alalpardo, a 40 kilómetros de la meta de Cibeles. El final está previsto para alrededor de las 19. Salvo un cambio radical de planteamiento, se avecinan tres horas a alta tensión el domingo.
Política, diplomacia y partidos de basket
En este clima de tensión también juega su papel la política y sus utilitarismos. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, anima la red social X acusando a Marlaska y al Gobierno poco menos de complicidad con un acoso antisemita. Su último argumento lo ha lanzado este miércoles en Antena 3: «Ya quisiera yo que para la vuelta ciclista el domingo en Madrid le pongan el mismo dispositivo que a la señora [Begoña] Gómez».
Las invectivas de Ayuso se han ido calentando desde que, hace seis días, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se mostrara partidario de expulsar de la Vuelta al Israel Premier Tech porque eso «enviaría un mensaje».
Lo que ocurra en el final de la Vuelta servirá a la Policía para tomar nota de cara a nuevos eventos deportivos con Israel implicado. Cuando termine la Vuelta, quedará solo un mes para que, el 15 de octubre en el Roig Arena, el Valencia Basket reciba al Happoel de Tel Aviv en competición de la Euroleague de baloncesto. Después llegará un calendario plagado de encuentros problemáticos: Barça/Maccabi el 6 de enero en el Palau Blaugana, Real Madrid/Maccabi en el Movistar Arena dos días después, FC Barcelona/Happoel el 13 de marzo y sucesivos partidos del Baskonia y el Valencia Basket contra ambos equipos israelís en la primavera.













