La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado este miércoles su intención de movilizar 1.800 millones de euros para impulsar la producción doméstica de baterías para vehículos eléctricos frente a competidores como China o Estados Unidos.
«Por el lado de la oferta, lanzaremos un paquete de medidas para impulsar las baterías. Esto supondrá una inversión de 1.800 millones de euros en capital para impulsar la producción en Europa», ha explicado la líder del Ejecutivo comunitario en su intervención ante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia).
La importancia del producto europeo
Von der Leyen ha subrayado que las baterías son un factor «clave» para otras tecnologías limpias, especialmente los vehículos eléctricos, por lo que se trata de una producción «fundamental» para la «independencia» del bloque.
La política alemana ha abogado también incentivar y priorizar los productos europeos con la introducción de un criterio ‘Made in Europe’ en la contratación pública.
Asimismo, ha avanzado que la Comisión propondrá una ley de aceleración industrial para sectores y tecnologías estratégicos clave. «En resumen, en lo que respecta a las tecnologías digitales y limpias: más rápido, más inteligente y más europeo», ha destacado.
Consciente de que «millones de europeos quieren comprar automóviles europeos asequibles», Von der Leyen cree necesario invertir en vehículos «pequeños y asequibles».
«Creo que Europa debería tener su propio coche eléctrico«, ha incidido, porque la UE no puede «permitir que China y otros conquisten este mercado» y «los coches del futuro deben fabricarse en Europa».
Los aranceles pueden con Europa
Se prevé que el impacto en las empresas europeas del acuerdo alcanzado entre la UE y Estados Unidos sobre los aranceles será especialmente grave en varios sectores clave para la economía europea, como la industria siderúrgica, que sigue sujeta a aranceles del 50%, pero también la automoción, que se enfrenta a un 15%.
Por ello, en Europa se cree que se trata de un acuerdo desequilibrado que debilita la competitividad del continente, ya debilitada por la fuerza de la industria china.