Ciclistas equidistantes o corredores comprometidos, he aquí la cuestión

¿Equidistantes? O símbolos de los chavales que crecen, que sueñan con correr el Tour y parecerse a Pogacar, que desean disputar la Vuelta para asemejarse a Vingegaard. ¿Acaso viven en una sociedad diferente en la que habitan miles y miles de personas? ¿Son más guapos y mejores deportistas por mirar hacia otro lado? Soy el primero al que le gustaría más estar escribiendo simplemente crónicas deportivas, pendientes de los ataques, de las ‘pájaras’, que cada vez hay menos. Pero la realidad es la que hay, la que se ve cada día, lo que empezó en Catalunya, siguió en Aragón, la Rioja, País Vasco, Cantabria, Asturias y, ahora, en Galicia.

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