El proceso de aceptación de la OPA hostil lanzada por BBVA sobre Banco Sabadell se ha convertido en el principal foco de atención para los mercados y los pequeños inversores tras más de año y medio de negociaciones y autorizaciones. Con el visto bueno de la CNMV, desde este 8 de septiembre y hasta el próximo 7 de octubre de 2025, los accionistas de Sabadell tienen ante sí la decisión de aceptar, rechazar o mantener sus posiciones ante una operación que puede cambiar el mapa bancario español.
¿En qué consiste la oferta de BBVA?
BBVA propone adquirir el 100% de las acciones de Sabadell a través de una operación de canje: por cada 5,5483 acciones de Sabadell entregadas, el accionista recibirá 1 acción nueva de BBVA, más un pago en efectivo de 0,70 euros por bloque canjeado. Este esquema se ha ajustado en el tiempo para reflejar los dividendos repartidos por ambas entidades.
El objetivo mínimo de la OPA es controlar más del 50,01% de los derechos de voto de Sabadell, aunque el folleto contempla la posibilidad de rebajar el umbral al 30% si la operación no alcanza el objetivo inicial.
¿Qué deben hacer los accionistas?
Los titulares de acciones de Sabadell pueden aceptar la oferta en su integridad, solo por una parte de sus títulos, o rechazarla íntegramente. Para aceptar, basta con presentar la declaración de aceptación en la entidad donde se tengan depositas las acciones (banco o broker), siguiendo los procedimientos de cada intermediario: puede hacerse en oficinas, por teléfono, por medios electrónicos o por escrito.
BBVA ha habilitado canales propios y asume todos los gastos asociados al canje si se realiza mediante sus oficinas o teléfonos de atención, algo relevante para proteger la rentabilidad del pequeño inversor.
¿Cómo se participa en la OPA y qué pasa si no has aceptado y sale adelante? / Archivo
¿Qué ocurre si el accionista no acepta?
Aquellos que no emitan declaración de aceptación seguirán como accionistas de Sabadell tras la OPA y solo verán cambios si BBVA supera el 90% de los derechos de voto, escenario que habilita la llamada “venta forzosa” (squeeze out): en ese caso, el accionista minoritario recibirá la misma contraprestación que los que acepten voluntariamente la OPA. Si BBVA se queda por debajo del 90% pero supera el 50%, tomará el control del banco y los accionistas que no acepten seguirán siendo minoritarios en la entidad resultante, con menor peso en la toma de decisiones y potencialmente menor liquidez.
Calendario y detalles críticos
El plazo de aceptación de la oferta está fijado entre el 8 de septiembre y el 7 de octubre de 2025. El 14 de octubre se publicarán los resultados y entre el 17 y el 20 de octubre se procederá a la liquidación. Además, el próximo 18 de septiembre, el consejo de administración de Sabadell emitirá su informe sobre la OPA, un documento clave para orientar la decisión de los accionistas minoritarios. La oferta sigue sujeta a la normativa de la CNMV y a las condiciones impuestas por el Ejecutivo para garantizar la integridad de la red de oficinas y la protección de los servicios a pymes.
Implicaciones para los accionistas
Aceptar la oferta supone convertirse en accionista de BBVA, adquiriendo nuevos títulos y una parte de efectivo, y pasando a formar parte de un grupo bancario más grande, con potencial de nuevas sinergias y reparto de dividendos futuro. Rechazar la oferta implica mantenerse en Sabadell, pero enfrentando el eventual riesgo de perder influencia y liquidez si la OPA resulta exitosa y BBVA toma el control. Quienes queden fuera de la operación y mantengan acciones de Sabadell podrían ser forzados a vender si BBVA supera el 90%, y de lo contrario, podrían afrontar una situación de mayor incertidumbre estratégica.
La decisión final exige a los inversores analizar con detenimiento la ecuación de canje, la evolución de los precios de ambas entidades y sus propias expectativas de inversión. El proceso está diseñado para ser transparente y proteger los derechos de los minoritarios, pero cabe recordar que las implicaciones, tanto de aceptar como de rechazar, son relevantes y pueden cambiar el futuro de la participación en el capital bancario español.