Zak Brown, con Piastri y Norris
Dice la propia F1 que el podio de Monza es el mejor del mundo. Las imágenes de la impresionante marea roja celebrando cada año, gane quien gane, incluso si como este domingo no hay ningún piloto de Ferrari en la tarima, son la mejor prueba.
Pues bien, ayer los tifosi abuchearon a Lando Norris, segundo tras Verstappen. Aunque en realidad quien se merecía la sonora pitada era McLaren, con sus famosas ‘papaya rules’.
Los de Woking se han inventado una regla no escrita en aras de la ‘justicia deportiva’. Cuando sus mecánicos se equivocan, como sucedió con el lento pitstop de Norris, creen que pueden revertir el error instando a sus pilotos a intercambiar posiciones para que así el afectado salga indemne.
Un despropósito que va en contra de lo que tanto la F1 como sus seguidores aprecian de la competición.
En la retransmisión de DAZN Pedro de la Rosa dejaba en evidencia a la escudería británica y sus absurdas normas: «¿Y si el error se produce en la última carrera y le da el Mundial a uno de los dos pilotos?, ¿decidirían lo mismo?”, planteó hábilmente.
Liberty, los gestores del campeonato, le dan mil vueltas al reglamento para potenciar el espectáculo. Que si más carreras sprint, que si menos entrenamientos libres, que si series en Netflix, que si películas…. Esta muy bien, todas las ideas son válidas y merecen ser debatidas. Pero lo que de verdad engancha a los aficionados es la rivalidad.
En 2021 el Mundial alcanzó audiencias nunca vistas gracias al sensacional duelo que protagonizaron Max Verstappen y Lewis Hamilton, manteniendo en vilo a los fans hasta la última curva de la última carrera del año. Un apasionante desenlace, con enorme polémica incluída.
De aquello hemos pasado, primero, a una época dominante de Verstappen y Red Bull, y ahora, a la tibieza y de Piastri y Norris, dos jóvenes pilotos que buscan su primer título. El pulso, descafeinado, discurre con extrema corrección. Y tanto ‘fair play’ termina por cansar.
La F1 necesita ‘villanos’. Pilotos con garra, mucha ambición y pocos escrúpulos, que quieren ganar a toda costa. Hace dos años Verstappen, siendo ya campeón, se enfrentó al muro de Red Bull cuando peleaba por un sexto puesto y le exigieron que dejara pasar a Checo: “No me pidáis eso, os lo he dicho mil veces. Tengo mis razonas. No lo haré”, espetó.
Max, como Alonso o Hamilton o como antes, Schumacher, Prost o Senna, jamás se habían prestado al juego de las ‘papaya rules’.