El primer pleno en el Congreso de los Diputados tras las vacaciones de verano se presenta complicado para el Gobierno. La coalición del PSOE y Sumar somete esta semana a votación dos iniciativas sociales, la convalidación del real decreto que amplía los permisos parentales (el martes) y el debate de totalidad del proyecto de ley que incorpora la reducción de la jornada laboral, medida estrella de Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. Mientras los socialistas dan prácticamente por hecho que la primera norma prosperará, se muestran muy pesimistas sobre el destino de la segunda.
Sobre todo, por el rechazo de Junts, contrario a una medida que cuenta con la oposición de las pymes catalanas. “Nunca se sabe del todo con ellos. Hasta el último momento no dicen qué van a hacer, pero parece claro que no saldrá adelante”, señalan fuentes de la Ejecutiva del PSOE, que este lunes se ha reunido en la sede central del partido.
Tras la cita orgánica, la nueva portavoz socialista, Montse Mínguez, no ha dado muestras de optimismo sobre la reducción de la jornada laboral, que de salir adelante haría que 12 millones de trabajadores pasaran de las actuales 40 horas semanales a 37,5. “La votación se producirá el miércoles. Quedan muchas horas. Se intentará. Y si no sale adelante, no será una derrota del Gobierno sino de los partidos políticos que se oponen a la reducción de la jornada”, ha señalado la dirigente catalana, en un intento de desplazar la presión hacia Junts, un aliado indispensable del Gobierno, pero también hacia al PP, que también rechaza la iniciativa.
La reducción de la jornada laboral siempre ha estado rodeada de polémica. Salió del Consejo de Ministros con muchas dudas por parte del titular de Economía, Carlos Cuerpo, y desde el principio los socialistas se desentendieron de la negociación con Junts, el partido más reacio a dar su apoyo a esta iniciativa de todo el bloque de investidura.
El revés de la fruta
La mayor parte de la comparecencia de Mínguez ha estado destinada a atacar al partido de Alberto Núñez Feijóo, después de que el jefe de la oposición colgase el domingo en redes un vídeo en el que aparece en un karaoke cantando una canción de los años 60 del siglo pasado (‘Mi limón, mi limonero’, de Henry Stephen) y diciendo “me gusta la fruta”, una expresión que sigue la estela de Isabel Díaz Ayuso, quien la utiliza a menudo para llamar “hijo de puta” a Pedro Sánchez. La actuación musical de Feijóo se suma a las palabras del día anterior de Miguel Tellado, quien animó en un mitin a “empezar a cavar la fosa” del Gobierno, en unas declaraciones que para el propio Sánchez suponen, por sus reminiscencias de la dictadura franquista, una “apelación encubierta a la violencia”.
“El PP no tiene límites. No tiene respeto, ni decencia democrática”, ha señalado Mínguez, acusando a los conservadores de ir a rebufo de la extrema derecha de Vox. “Si piensas como los ultras, hablas como los ultras y haces política como los ultras, al final, como se puede comprobar en las encuestas, alimentas a los ultras”, ha argumentado la portavoz del PSOE, que ha recordado que Santiago Abascal, líder de Vox, lleva tiempo sin llamar a los populares la “derechita cobarde”, una prueba más, ha concluido, de que “Feijóo ha convertido al PP en la derechona obediente”.
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