Mónica Melero dio un giro a su vida, porque primero iba para la hostelería: estudió Dirección de Cocina «y me he dedicado a ello, pero luego pasé a la parte más administrativa, como gerente». En principio debería haber sido tener el restaurante propio. «Quería ser cocinera, porque además me encanta. No había carrera universitaria e hice el Ciclo Superior, pero ya ves cómo se desarrolla la vida…». Porque ahora está en otro proceso de la cadena alimentaria: es gerente de procesos en las oficinas de Mercadona. Con lo que, residiendo como reside en Aldaia, «mi día a día es cruzar hasta Albalat, pero encantada de hacerlo».
Eso, en lo profesional. En lo personal es la pequeña, muy pequeña, de la casa: «no me esperaban, porque me llevo nueve años con mi hermana mayor». Y en lo fallero, lo normal: «soy desde que nací y en la falla de detrás de casa, Tribunal de les Aigües. Primero se apuntó mi hermana a través de una amiga. Y años después, yo. Nací en agosto y en seguida estaba apuntada».
A poco de las pruebas aún participa en actos como fallera mayor, como la passejà de Sant Onofre / Falla Tribunal
Su parada en el pabellón del «jefe», el Roig Arena, es el final a un camino muy buscado «porque en mi falla se es fallera mayor por votación y yo me presenté tres veces. Si, es duro cuando no te eligen, pero lo que tienes que hacer es no perder ni la ilusión ni el sentimiento. Este año, además, he sido fallera mayor con mi padre de presidente». Y lo vive por partida cuádruple: «ni mi hermana ni yo hemos sido falleras infantiles ni ella lo ha sido mayor. Así que ha sido el mío el reinado que vale por toda la familia».
Ni una ni otra han sido falleras mayores infantiles «y serlo yo este año es la ilusión compartida por las dos».

En la Exposición del Ninot, con el resto del cuadro de honor / Falla Tribunal

En la «cremà» de su falla / Falla Tribunal
A flor de piel
Sus sentimientos van a flor de piel: «tengo un tatuaje compartido con mi hermana, otro con mi mejor amiga, que es media mariposa; otro por mi sobrino, que es un pistacho; el trébol de tres hojas, que somos mi hermana, su mejor amiga y yo, que para nosotros es lo que da suerte. Y otro con mis compañeras de sector, con un hilo rojo, que ya nos lo nombró la mantenedora en nuestra exaltación».
Premios en la falla… de cocina
A todo esto, ¿todavía es cocinitas? «Me sigue encantando cocinar. He ganado en la falla el concurso de fideuà y el de postres. Este año no, que era fallera mayor y tenía que ser jurado». Ahora le toca a ella su mejor receta para llegar a lo más alto de la fiesta. De momento, tiene delantal blanco.