Tiró el trofeo a la basura

Javier Sartorious Milans del Bosch era un joven aristócrata madrileño que lo tenía todo en la vida: era un excelente jugador de tenis, con juventud, fama, éxito, dinero, salud y amor. Sin embargo, algo ocurrió en su vida y lo que parecía prioritario, se convirtió en secundario. Tuvo un encuentro con la fe inesperado y esto provocó que Javier lo dejase todo para dedicarse a la vida contemplativa. 

Ahora, la historia de Javier salta a la gran pantalla en forma de película que se titula ‘Solo Javier’, una historia apasionante en la que se nos muestra el viaje de conversión de este joven y que se estrenará en cines el próximo 12 de septiembre.

En ‘Ecclesia’ hemos tenido oportunidad de hablar con Fernando y Mauricio Sartorius, hermanos de Javier, quienes nos han detallado cómo fue la vida de este joven deportista que se convirtió en monje: «Javier y yo eramos muy malos estudiantes y mi padre nos mandó a Estados Unidos para  que estudiásemos allí. 

Nuestro hermano era la ovejita negra aunque siempre estaba con Fernando. Eramos niños muy revoltosos y divertidos, Javier se caracterizaba por la alegría», apuntaba Mauricio. 

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Fotograma de la película ‘Solo Javier’, sobre la vida del tenista profesional Javier Sartorius

«No teníamos ningún plan de futuro y en Los Ángeles descubrimos el pádel tenis, eramos buenos con las raquetas y enseguida destacamos. Javier se afilió a una especie de culto americano y a partir de ahí empezó a tener contacto con los sintecho de la ciudad estadounidense. 

Javier empezó a sentirse cada vez mejor al acercarse a la realidad de estos voluntariados y una vez que ganó el campeonato de pádel tenis de Estados Unidos, tiró a la basura el trofeo y se fue inmediatamente hasta a Cuzco para hacer un voluntariado con la realidad más pobre del país peruano«, añadía Fernando. 

javier encontró su lugar al lado de los más pobres, de los que más sufren

Hemos tenido oportunidad también de conocer cómo fue la conversión de Javier, algo que sus hermanos vieron reflejado en una frase que el joven pronunciaba: «Me siento bien entre los pobres, me siento aliviado», añadía. Su encuentro con Jesucristo tuvo lugar en Perú, y en un momento dado, tras una profunda confesión: «Yo quiero parecerme a San Francisco de Asís», añadía Fernando. 

El fallecimiento de Javier fue un duro golpe para toda la familia, él estaba apunto de ordenarse como sacerdote: «Lo sentimos muchos todo pero Javier ya había muerto en vida, en los valores del mundo

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