omite que violó 26 treguas desde 2014

Vladímir Putin dice que Rusia, del mismo modo que Ucrania, también necesita sus propias garantías de seguridad de cara a la posguerra. «La seguridad de un país no puede lograrse a expensas de la seguridad de otro país, en este caso, la Federación Rusa», advirtió el pasado miércoles desde Pekín.

Este viernes, en el marco de un foro económico celebrado en Vladivostok, el presidente ruso aclaró que las tropas que los países occidentales desplieguen en suelo ucraniano en un eventual escenario de paz «serán objetivos legítimos para su destrucción». Una amenaza frontal.

«Si aparecen algunas tropas allí, especialmente ahora, durante operaciones militares, partimos del hecho de que serán objetivos legítimos para su destrucción», insistió Putin. «Y si se toman decisiones que conduzcan a la paz, a una paz duradera, entonces simplemente no veo ningún sentido en su presencia en el territorio de Ucrania, punto».

Era su respuesta formal a la declaración de intenciones que los miembros de la Coalición de los Dispuestos formularon el jueves desde París.

El presidente francés Emmanuel Macron confirmó al término del encuentro que al menos veintiséis países europeos estaban dispuestos a desplegar tropas «por tierra, mar o aire» en Ucrania para garantizar el cumplimiento de un alto el fuego todavía hipotético.

Según adelantó NBC News, Estados Unidos podría asumir un papel clave en la supervisión de una zona de amortiguamiento entre Rusia y Ucrania. Un área desmilitarizada que quede bajo la protección de soldados de países no pertenecientes a la OTAN, como pueden ser Bangladés o Arabia Saudí. Una posibilidad siempre supeditada al cese previo de las hostilidades.

«Es importante que estemos discutiendo todo esto [de las garantías de seguridad]… sin duda serán miles [de soldados], no sólo unos pocos», reconoció Volodímir Zelenski en tono sombrío después de recibir en la ciudad ucraniana de Úzhgorod a António Costa, el presidente del Consejo Europeo.

«Estamos listos para hacer más. Estamos trabajando con Estados Unidos y otros socios afines para aumentar nuestra presión, a través de más sanciones, sanciones directas y secundarias. Más medidas económicas para presionar a Rusia a que detenga esta guerra», avanzó este viernes el ex primer ministro portugués desde el extremo occidental de Ucrania, a un paso de la frontera con Eslovaquia.

Pero Putin dice que no hace falta desplegar tropas. Que no son necesarias fuerzas de paz europeas. Que Rusia cumplirá su parte del trato.

«Si se alcanzan acuerdos sobre una paz duradera, entonces la presencia de tropas extranjeras en Ucrania no tendrá sentido. Rusia cumplirá con esos acuerdos. Repito una vez más: por supuesto, Rusia cumplirá con estos acuerdos», remarcó este viernes el jefe del Kremlin, que sin embargo confesó que «nadie ha discutido esto con nosotros a un nivel serio todavía».

Un historial sombrío

No sería la primera vez que la Rusia de Putin viola un acuerdo de alto el fuego en Ucrania. Sus tropas lo han hecho en más de veinticinco ocasiones desde la anexión ilegal de la península de Crimea de marzo de 2014, según el recuento de las autoridades ucranianas y varias organizaciones internacionales.

Zelenski compartió este dato con Trump en la fatídica reunión de febrero en el Despacho Oval que acabó con el mandatario estadounidense acusándole de «jugar con la Tercera Guerra Mundial». Las alegaciones de Kiev quedaron diluidas en mitad de la emboscada retórica.

El primer incumplimiento de una tregua por parte de las fuerzas rusas data del 20 de junio de 2014. El guion volvió a repetirse en los ceses de las hostilidades de Pascua de 2016, 2017 y 2018, en los «altos el fuego escolares» de 2015 a 2018, treguas de Navidad y Año Nuevo, y en los «altos el fuego del pan» de 2017 a 2019 para permitir la cosecha de grano.

Otro «alto el fuego integral» que entró en vigor el 27 de julio de 2020 duró poco más de 20 minutos. Es el tiempo que tardó Rusia en abrir fuego «contra la 36.ª Brigada Independiente de Infantería de Marina de Ucrania con armas pequeñas, lanzagranadas antitanque portátiles y ametralladoras pesadas”, según detallan los registros de Kiev.

El caso más reciente que evidencia la conducta de Rusia tuvo lugar el pasado mes de abril, cuando la propia Rusia declaró un alto el fuego en Ucrania no sostuvo más de 30 horas.

«Rusia nunca ha sido sincera respecto a eliminar o terminar el riesgo del uso de la fuerza para lograr sus objetivos», dice Matthew Savill, director de ciencias militares del Royal United Services Institute (RUSI), un think tank con sede en Londres.

La hemeroteca no moldea la postura de un Putin que mantiene su apuesta por la vía maximalista. La Casa Blanca no le ha arrancado ni una sola concesión durante las negociaciones. Ni siquiera la cita en Alaska se tradujo en avances concretos sobre el terreno. Sólo motivó el compromiso de Trump a organizar un encuentro entre Putin y Zelenski. Un compromiso etéreo.

Desde entonces, Putin insiste en ofrecer Moscú como sede de su encuentro con Zelenski. «Le dije: ‘estoy listo, por favor, venga, sin duda proporcionaremos condiciones de trabajo y seguridad, una garantía del 100 %’. Pero si nos dicen: ‘Queremos reunirnos con ustedes, pero tienen que ir a otro lugar para esta reunión’, me parece que esas son simplemente exigencias excesivas hacia nosotros», lamentó este viernes.

«Si realmente alguien quiere reunirse con nosotros, estamos listos. El mejor lugar para ello es la capital de la Federación Rusa, la ciudad heroica de Moscú», reiteró un Putin que no contempla hablar de Ginebra ni de otros emplazamientos neutrales donde corre el riesgo de ser detenido.

El presidente ruso vive con el temor a que la orden de captura de la Corte Penal Internacional (CPI) que pesa sobre su cabeza tenga consecuencias. Y Zelenski ni siquiera sopesa el ofrecimiento, que no interpreta más que como una capitulación, del mismo modo que los aliados europeos.

«En absoluto, en absoluto. Se le ha invitado a Moscú para hablar, no para rendirse», respondió sobre esta cuestión el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en declaraciones recogidas por la BBC.

Un proceso estancado

Putin confesó este viernes que, de todos modos, «será prácticamente imposible llegar a un acuerdo con la parte ucraniana sobre cuestiones clave». El presidente ruso expuso en el foro de Vladivostok que «cualquier acuerdo sobre territorios debe ser aprobado mediante un referéndum en Ucrania, y para ello es necesario levantar la ley marcial y celebrar elecciones presidenciales».

«Después del referéndum, debe haber una decisión del Tribunal Constitucional, pero este no está funcionando en Ucrania, y el presidente del Tribunal Supremo está en prisión acusado de corrupción. Es un proceso interminable que no lleva a ninguna parte», esgrimió frente a una audiencia dócil.

El argumentario del régimen ruso busca presentar a Zelenski como un dictador, un presidente ilegítimo, un interlocutor inválido. Pretende forzar su caída para que, con suerte, le suceda otro aspirante más afín a sus intereses. Es el clavo ardiendo al que se agarra el Kremlin.

Mientras, la mesa de diálogo sigue estancada. Trump acusa la falta de avances en el camino hacia la resolución de un conflicto que estimó que podía resolver en cuestión de 24 horas. De momento, son ocho los meses que han transcurrido desde su toma de posesión. El final no parece cercano.

Y sin embargo el Kremlin considera posible una nueva cumbre entre Putin y Trump. En esta ocasión, eso sí, en territorio ruso. «No tengo ninguna duda de que, si los presidentes lo consideran necesario, su reunión puede organizarse muy rápidamente. Al igual que la reunión en Alaska se organizó rápidamente», apuntó Peskov en las páginas del diario oficialista Argumenty i Fakty.

Pero Trump no parece cómodo con el trato fraternal que Putin escenificó con el presidente chino Xi Jinping y el primer ministro indio, Narendra Modi, en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), celebrada el pasado fin de semana en la ciudad portuaria de Tianjin.

«Parece que hemos perdido a India y Rusia en favor de la más profunda y oscura China. ¡Que tengan un futuro largo y próspero juntos!», escribió este viernes el mandatario estadounidense en su plataforma Truth Social.

Trump tampoco encajó demasiado bien la imagen de unidad que Putin, Xi y el líder supremo norcoreano, Kim Jong-un, mostraron el pasado miércoles en el desfile militar de Pekín que conmemoraba el 80 aniversario de la Segunda Guerra Mundial en Asia.

«Que el presidente Xi y el maravilloso pueblo de China tengan un gran y duradero día de celebración. Por favor, transmita mis más cordiales saludos a Vladímir Putin y Kim Jong-un, mientras conspiran contra los Estados Unidos de América», publicó en Truth.

Zelenski tampoco se muestra especialmente optimista. «Estamos listos para cualquier tipo de reuniones. Pero no sentimos que Putin esté listo para terminar esta guerra», declaró este viernes. «Él puede hablar, pero son solo palabras, y nadie confía en sus palabras». Es un sentir que comparten los aliados europeos y que Trump no puede ignorar más tiempo.

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