Márquez cocina a fuego lento su noveno título en Montmeló

Si la gente e, incluso, muchos de la expertos del ‘paddock’ de MotoGP, muchos de los 1.500 habitantes de ese micromundo que vive a 350 kms/h., tuviesen memoria, reseteasen su disco duro, se darían cuenta de que todo lo que está ocurriendo este año en el Mundial de la categoría reina estaba anunciado, cantado, escrito: en cuanto Marc Márquez Alentá se recuperase físicamente de la múltiple fractura de su húmero derecho y saliese, no solo vivo sino requetevivo, de su estrafalaria operación de un montón de horas de la clínica Mayo (Rochester, Minnesota, EEUU) y consiguiese, tras ardua persecución y riesgo, la Ducati oficial, el mundo de las dos ruedas volvería a tener propietario, emperador y tirano.

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