Scariolo dice adiós con una debacle

La etapa de Sergio Scariolo, el entrenador más exitoso de la historia de la Selección española de baloncesto, llegó a su fin este viernes de la manera más cruel.

Tras caer ante Grecia, España queda eliminada en fase de grupos por primera vez en la historia del EuroBasket. Un borrón en el historial del futuro técnico del Real Madrid que no ha de empañar su glorioso pasado.

La Selección ha demostrado durante todo el torneo que le falta el talento de la generación dorada que la elevó al Olimpo del baloncesto internacional. Aunque se cierra un ciclo glorioso, el relevo generacional que han de liderar jóvenes como Mario Saint-Supéry o Hugo González invita al optimismo.

Ciclo histórico

Scariolo concluye así sus dos etapas (2009-2012 y 2015-2025) al frente de la Selección, en las que España ha conquistado cinco de los seis oros que posee en los grandes torneos (EuroBasket, Mundial y JJ.OO).

El entrenador nacido en Brescia ha conquistado los cuatro EuroBasket que luce España en su palmarés, además del Mundial de 2019 y la legendaria medalla de plata en los JJ.OO de Londres en los que España compitió de tú a tú contra el Team USA.

Además, logró un bronce en los JJ.OO de Río de Janeiro y en el EuroBasket de 2017 para un total de 8 medallas en 10 campeonatos internacionales durante sus trece años al frente del combinado español.

Gracias a su buen hacer en las primeras décadas del Siglo XXI, España ha pasado de actor secundario a potencia del baloncesto continental (4 oros), Mundial (2 oros) y olímpico (tres platas y un bronce).

En el palmarés del EuroBasket, solo le superan las grandes potencias del torneo: la Unión Soviética (14 oros) y Yugoslavia (6). En la Copa del Mundo, solo la URSS (3), Yugoslavia (3) y EE.UU (5) poseen más entorchados.

Con la sensación de la labor cumplida, Scariolo se marchó ovacionado de la rueda de prensa pospartido y dejó claro que este borrón no le quita lo bailado en todos estos años de éxitos.

«Me voy en paz con mi conciencia. He dado lo que tenía. En el deporte a veces el resultado puede ir bien o mal, pero si lo has dado todo, tienes que estar en paz contigo mismo», destacaba.

Mal pronóstico

La FIBA situaba a España como la 10ª favorita al título y, en su encuesta previa al inicio del torneo, solo el 1,5% de los aficionados veían a los de Scariolo revalidando la gesta de Berlín 2022. Los hechos han dado la razón a la demoscopia.

Las derrotas ante Georgia, Italia y Grecia dan la razón a ese mal presagio, aunque con matices. Si bien es cierto que ganar a Bosnia y Chipre no da argumentos para pensar que España estaba para competir con las favoritas, la derrota contra los griegos reflejó el característico espíritu competitivo de los de Scariolo.

A esta España le falta el talento diferencial del pasado, pero también la madurez necesaria para manejarse en los momentos decisivos.

La ternura mató las opciones de España en el clutch ante Italia y, después de remontar quince puntos ante una Grecia que estaba arrasando al descanso, volvió a suceder lo mismo.

Contra los italianos, España se puso 13 puntos arriba al inicio, pero dejaron escapar la ventaja. Con 64-63 en los últimos segundos, lo que prometía ser una jugada decisiva acabó con una antideportiva de Parra que acabó por regalar la victoria al rival.

Frente a Grecia, España cayó siendo fiel a su estilo, con competitividad, juego coral y abrazo a la épica. Pero los 16 tiros libres fallados en el partido, con cuatro consecutivos errados a falta de treinta segundos en un final apretado, fueron un error imperdonable.

Scariolo reconocía en la previa que España tiene «carencias» que no se podían arreglar. Que su equipo era una manta corta: si defendían a Antetokounmpo (que rozó el triple doble casi sin sudar), los griegos arrasarían desde el triple.

Aunque España lo dio todo, Giannis se fue del partido contra España con 25 puntos, 14 rebotes y 9 asistencias. Y sus compañeros, con un 14/28 (50%) en triples que demostró que la manta no bastó para tapar ni por dentro ni por fuera.

Giannis Antetokounmpo, defendido por Jaime Pradilla.


Giannis Antetokounmpo, defendido por Jaime Pradilla.

Reuters

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Los tiros libres

Como ya sucediera en la derrota frente a Italia, el clutch volvió a matar a España. Tras protagonizar una heroica remontada en un partido que parecía perdido, los de Scariolo volvieron a morir en la orilla por culpa de la falta de acierto en los tiros libres.

Hasta 16 fallados en total en el partido, una cifra anticompetitiva. Escuecen, sobre todo, los seis que fallaron entre Juancho Hernangómez, Aldama y Aróstegui en los últimos treinta segundos.

España caía por cuatro puntos a falta de dos minutos. Scariolo pidió tiempo muerto para diseñar la ruta hacia el milagro, pero como ya sucediera frente a los italianos, las luces se apagaron en el peor momento.

La defensa española forzó la pérdida de Antetokounmpo y el joven Saint-Supéry condujo un contragolpe con maestría. Llegó a canasta y falló una bandeja con todo a favor.

Entre Aldama y Juancho arreglaron el inexplicable error al atrapar el rebote y gozar de dos oportunidades desde el triple, pero el aro volvió a decir no en el peor momento.

Llegaba una de las últimas posesiones para España y Juancho se encontró con una falta caída del cielo: tres tiros libres que podrían dejar a Grecia a un solo punto y llevar el duelo al límite. La presión era máxima y el jugador de Panathinaikos falló los tres.

«Así es imposible», debió pensar Scariolo, con cara de circunstancias en la banda. Por suerte, Aldama atrapó el rebote en el último y forzó una nueva falta. Una vez más, España se disparó en el pie y el jugador canario falló el primero.

Quedaban nueve segundos, Grecia se puso a cinco y Aróstegui volvió a gozar de tres oportunidades desde la personal. La reacción había sido heroica, pero ya era demasiado tarde.

Por enésima vez, España no aprovechó su oportunidad de apurar el marcador y el de Valencia Basket falló dos de los tres lanzamientos. Game over.

La aventura española concluía en el EuroBasket con un cruel 86-90 que hubiera sido diferente con un mayor acierto desde la personal.

Fieles a su estilo, con una épica inexplicable, Scariolo se van a casa como quintos del Grupo C, solo por delante de la humilde Chipre. El peor resultado de España en la historia del EuroBasket.

Futuro prometedor

El borrón en el historial de Scariolo no debería manchar un cuento de hadas en la historia del baloncesto español.

Se cierra una etapa gloriosa y se abre una nueva, que será dura, pero en la que hay cimientos para construir un buen equipo.

Ante la presión del baloncesto estadounidense, que cada vez recluta jugadores españoles a una edad más temprana, España ha de crear un nuevo bloque en torno a sus jóvenes promesas. Aldama (24 años), Saint-Supéry (19), De Larrea (19) o Hugo González (19) son el futuro.

Lejos quedaron los días en los que España alineaba un quinteto de estrellas mundiales. Ninguna de estas promesas es un Gasol, un Calderón, un Navarro, un Ricky o un Rudy. Tampoco un Llull, un Reyes o un Garbajosa.

Pero hubo un tiempo en que Calderón era un joven base del TAU Cerámica, Pau Gasol era un espigado jugador del Barça o Llull un prometedor tirador del Manresa.

Aunque España cae con estrépito, como quinta de grupo y con derrotas ante cada rival de entidad que se cruzó en su paso, la manera de competir ante Grecia invita al optimismo.

Scariolo acabó el partido con sus dos bases adolescentes. En sus palabras, «sentía que con ellos podía ganar el partido». De Larrea y Saint-Supéry son jóvenes e inexpertos, por eso España cayó cuando la madurez pesa más que el talento.

Y por eso, con su derrota de este jueves, España cierra una puerta a su glorioso pasado mientras abre otra hacia un futuro en el que no todo está perdido.



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