«Mi gente no va a poder vivir aquí, la vivienda se va a disparar». El acuerdo histórico entre la Unión Europea, España y Reino Unido para suprimir la Verja de Gibraltar, anunciado el 11 de junio de 2025, marca un hito en la relación transfronteriza. La eliminación de esta barrera física, prevista para principios de 2026, promete facilitar el tránsito de personas y mercancías, integrando a Gibraltar en el espacio Schengen. Sin embargo, en La Línea de la Concepción, esta apertura despierta tanto esperanza como preocupación, especialmente en torno al mercado inmobiliario. Por eso el alcalde, Juan Franco, aprovecha cada micrófono y cada altavoz para alertar sobre un asunto, el de la vivienda, clave en la vida futura en este municipio y para reclamar información y un trato singular y específico en las conversaciones: «A ningún otro municipio le atañe de forma tan decisiva y directa como a La Línea», defiende.
Este jueves, en una comparecencia ante los medios, ha reclamado información sobre el acuerdo y ha presentado un Memorándum con las principales necesidades y aspectos que se deben tener en cuenta en un futuro sin Verja. Ese documento, como explicó, ha sido enviado al Ministerio de Exteriores con la solicitud de una reunión con el ministro Albares.
Este miércoles Pedro Sánchez acudió a Londres, en la que ha sido la primera reunión oficial entre el presidente español y el premier británico, Keir Starmer, donde el asunto Gibraltar no estuvo en el orden del día pero sí sobre la mesa, aunque los asuntos domésticos quedaron fueran del lenguaje diplomático, un temor sobre el que viene alertando Franco desde hace meses.
El alcalde linense, Juan Franco, ha acogido el pacto con entusiasmo, calificándolo de «muy positivo» porque «salva 15.000 puestos de trabajo transfronterizos» y fomenta el gasto de gibraltareños en la comarca. Sin embargo, advierte de un riesgo latente: la posible «hiperinflación» del precio de la vivienda. En Gibraltar, el metro cuadrado oscila entre 5.000 y 9.000 euros, mientras que en La Línea se sitúa entre 1.500 y 2.000 euros. Esta brecha de precios, junto con la escasez de terreno en el Peñón (apenas 7 kilómetros cuadrados), podría incentivar a gibraltareños a comprar propiedades en La Línea, donde el coste de vida es significativamente menor.
Franco teme que este flujo dispare los precios, dificultando el acceso a la vivienda para los linenses: «¿Si la vivienda pega un subidón bestial, los linenses no van a poder comprar casa en La Línea?». La preocupación es válida. La eliminación de la Verja podría convertir a La Línea en una extensión residencial de Gibraltar, atrayendo a compradores con mayor poder adquisitivo. Esto, sumado a la alta demanda y al recién aprobado Plan General de Ordenación Urbana, podría tensionar aún más un mercado ya en alza.
«Tenemos conocimiento todos los días de inversores de Gibraltar que se están haciendo con viviendas en nuestro municipio y por eso el Ayuntamineto ya está trabajando en un paquete de vivienda pública, comprando suelo para familias vulnerables y con necesidades pero venimos alertando que el acuerdo va a traer situaciones indeseadas, como es el encarecimiento de la vivienda en La Línea. ¿Dónde va a poder vivir mi gente?», se preguntaba este jueves el alcalde linense (La Línea 100×100) en una comparecencia de prensa.
El Memorándum que ha enviado al Ministerio recoge este asunto. El documento que ha elaborado la institución municipal está dividido en distintos bloques, que afectan a cuestiones económicas y fiscales, movilidad e infraestructuras, medio ambiente o temas sociales y servicios públicos, entre otros. El alcalde entiende que aunque el desmantelamiento de la frontera es una buena noticia “tendrá repercusiones directas sobre la ciudad que no se están teniendo en cuenta y pueden terminar provocando que se disloque nuestra forma de vida”. Para ilustrar este temor, el Ayuntamiento de La Línea elaboró una encuesta, en la que han participado trabajadores transfronterizos y extranjeros. En base a los participantes, el 76% tenían conocimiento del preacuerdo y un 70% considera que tendrá un impacto en su día a día. Las principales preocupaciones se centran en temas laborales, pensiones y fluidez fronteriza. Un 75% anticipa consecuencias negativas sobre el empleo y a nivel económico y un 18% percibe posibles beneficios si se gestiona adecuadamente. En opinión de Juan Franco, “todo ello supone que la mayoría de participantes teme por lo que pueda pasar, que el tema finalmente quede fuera de la agenda pública”.
El acuerdo abre una nueva etapa para La Línea pero plantea retos. La integración económica con Gibraltar, motor de casi un cuarto del PIB comarcal, promete prosperidad, pero sin políticas que equilibren el impacto en la vivienda y las infraestructuras, el riesgo de desigualdad social crece.
Desde Exteriores, a preguntas de este medio, el ministerio de José Manuel Albares traslada que hay comunicación con el alcalde y recuerdan la visita del ministro, realizada antes del acuerdo, y las distintas reunciones mantenidas en el Ministerio, con los alcaldes de la comarca, la provincia y la Junta. Emplazan, con todo, a la comparecencia que ha solicitado el jefe de la diplomacia española en el Congreso para detallar los aspectos de un acuerdo, sobre el que también reclama más información la Junta de Andalucía y otros municipios del Campo de Gibraltar. Con todo, ningún territorio de la comarca sufrirá el nuevo modelo de convivencia que se establecerá una vez desaparezca el puesto fronterizo como La Línea, razón por la que el alcalde linense también ha rechazado la intermediación de la Mancomunidad de Municipios, como ha propuesto su presidenta, Virginia Pérez Custodio. «Este Ayuntamiento se representa a sí mismo».