Ganó la Seleçao con facilidad en una plácida noche en Maracaná, donde Carlo Ancelotti dirigió su primer (y último) partido con la Seleçao. La versión B de la Canarinha pasó por encima de Chile (3-0), al que pudo haberle infligido una sonora goleada, en un partido con aspecto de amistoso, que no tuvo aquel punto belicoso que caracteriza a todos los encuentros de las eliminatorias sudamericanas.
Brasil, que jugaba ya clasificado para el Mundial, estuvo desnudo de finura, calidad y precisión durante muchos minutos. El exceso de motivación lo llevó a la precipitación. Fue rehén de sus propias expectativas y ganas de hacerlo bien y de sentenciar por la vía rápida en un escenario imponente como es coloso carioca, ante un adversario invisible, hundido y eliminado, que incluso se presentó con un seleccionador interino, Nicolás Córdova, técnico de la Sub-20.
En un ambiente festivo, con todo a su favor y consciente de su superioridad a pesar de las numerosas bajas, la Seleçao se lanzó con ahínco sobre la portería rival, generando mucho volumen de juego, porque dominaba el medio campo sin oposición alguna, pero desperdiciando casi todo en el último tercio.
Raphinha, que jugó con el ’10’, y Estevao, móviles, sueltos y descarados, fueron lo mejor de esta Canarinha en fase de pruebas. Y de una acción entre ambos salió el primer tanto del encuentro. El blaugrana remató con la zurda dentro del área y el esférico, tras tocar en el portero Vigouroux, fue cazado por el extremo del Chelsea en la línea de gol para definir de forma malabarista y plástica, en una semi chilena con la pierna izquierda. Una bonita diana, la primera en la selección del jovencísimo extremo blue, que ha iniciado su etapa en la Premier con determinación.
El ex del Palmeiras, que crece a pasos agigantados, aprovechó muy bien los minutos de juego, mostrando a Ancelotti que puede contar con él. Es uno de los nombres a seguir en los próximos meses en Inglaterra. Si Rodrygo no sale de su estado de letargo en Madrid, podría perder la posición en favor del joven talento que tiene madera de crack.
A pesar de la renta corta, Brasil perdió fuelle en el segundo tiempo. La circulación se encalló y el ritmo de juego cayó peligrosamente. Carletto se percató y lo intentó reanimar con los cambios. Estuvo bien el técnico italiano sacudiendo a los suyos, porque quienes salieron del banquillo fueron a comerse el césped.
Ancelotti colocó más creatividad en la medular con Andrey Santos y Paquetá y mantuvo el cuarto ofensivo. Luiz Henrique (ahora en el Zenit) hizo unos minutos exuberantes, con una versión parecida a la de 2024, cuando ganó el Brasileirao y la Libertadores con el Botafogo. De sus botas salieron las jugadas del 2-0, culminadas por Paquetá y Bruno Guimarães en la mismísima línea de gol.
Brasil, por fin, se desató y, jugando sin ningún tipo de presión, ofreció los minutos más divertidos contra un Chile desbordado, que bajó los brazos.
Carletto pudo tomar buena nota de algunas actuaciones individuales en la despedida de la Seleçao de su país antes del Mundial, porque, en su próximo compromiso, el que cierra las eliminatorias sudamericanas, pocas conclusiones futbolísticas podrá sacar en la altitud de 4.100 metros de El Alto ante Bolivia.
Ficha técnica: Brasil – Chile (3-0)
Brasil: Alisson; Wesley, Marquinhos, Gabriel Magalhães, Douglas Santos; Casemiro (Andrey Santos, 65′), Bruno Guimarães, Raphinha (Richarlison, 78′); Estevão (Luiz Henrique, 65′), Gabriel Martinelli (Lucas Paquetá 71′) y João Pedro (Kaio Jorge, 71′).
Chile: Vigouroux; Paulo Díaz, Maripán, Iván Román; Hormazábal, Pizarro, Loyola (Echeverría, 78′), Suazo; Cepeda (Assadi, 78′), Brereton (Tapia, 58′) y Aravena (Gargues, 78′).
Árbitro: Alexis Herrera (Venezuela). Casemiro (45+4) / Maripán (44′).
Goles: 1-0 Estevão min 37; 2-0 Paquetá 72; 3-0 Bruno Guimarães min 76,
Estadio: Maracaná, Río de Janeiro.