La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia ha condenado a un hombre a pasar siete años y medio entre rejas por violar a su compañera de piso en Lorca.
Tal y como se lee en la sentencia, a la que ha tenido acceso este diario, el individuo, que cumple 30 años en septiembre, forzó sexualmente a la mujer en la habitación que esta ocupaba en un piso de la Ciudad del Sol, un día que no había más compañeros y después de haberle propuesto tener relaciones sexuales, lo cual ella rechazó. Entonces, según se lee en el relato de hechos probados de la resolución, el varón agarró a su víctima, la empujó y la violó. La mujer, para defenderse, consiguió arañar en el cuello a su agresor.
La víctima, herida, acudió a recibir asistencia sanitaria y enseguida denunció. Dado que el sospechoso estaba plenamente identificado, fue detenido y mandado a prisión provisional. La agresión sexual tuvo lugar en mayo de 2024; menos de un año después se fijó la fecha del juicio.
En su defensa, el procesado aseguró que las relaciones sexuales fueron consentidas y que en las mismas no hubo violencia. Insistió en que no había pruebas contra él, puesto que, en su opinión, el informe del forense que examinó a la víctima «no habla de violencia empleada ni de lesiones ocasionadas».
«Subsidiariamente, en caso de que se apreciara alguna conducta reprochable, ésta no encajaría en el tipo penal de agresión sexual, sino, en todo caso, no mediando violencia, en una figura atenuada que no conlleve pena privativa de libertad», alegó su abogada. En cuanto a la víctima, que no reclama ningún tipo de indemnización por lo que le pasó, momentos después de lo sucedido, al continuar el hombre en el piso, habló con él y grabó con su móvil la conversación. La grabación la aportó cuando, ese mismo día, denunció ante la Policía lo que pasó.
«Me agarró a la fuerza»
En la citada conversación, que se aportó como prueba y aparece transcrita en la resolución judicial, se escucha al encausado pronunciar la frase: «No lo hice con mala intención«. Acto seguido, se oye la voz de la víctima, que le responde: «Yo le dije que no. Si le dije que no, ¿por qué no respetó mi decisión?«
Tras esto, el varón vuelve a tomar la palabra y sugiere a la mujer: «Si usted quiere que tomemos las cosas en serio, lo podemos hacer«. A lo cual la mujer contesta: «Es que no quiero nada en serio». Tras esto, se escucha al sospechoso manifestar: «Ay, Dios mío, señor».
El tribunal también tuvo en cuenta unos mensajes que envió la víctima a su tía minutos después de sufrir la violación, en los que expresa: «Qué horrible, me agarró a la fuerza, yo le arañé». En la vista oral, el hombre reiteró que el contacto sexual fue consentido e incluso que «era ella la que insistía en que quería tener relaciones sexuales». Además, soltó que «ella quería tener papeles» y que él le consiguió un trabajo, que luego ella abandonó.
«Con relación a los arañazos que presentaba el acusado en la base del cuello se producen también contradicciones, al afirmar la denunciante que se los produjo ella al arañarlo para evitar ser forzada, mientras que el acusado afirma que se le originaron en su labor profesional al subir y bajar a los árboles para recoger la fruta», se lee en la resolución, que acaba condenando al individuo por un delito de violación. Cuando salga de la cárcel, pasará un lustro en libertad vigilada. No tendrá que dar dinero a su víctima y no podrá acercarse a menos de 300 metros de ella.