Sergio Scariolo se despidió de la manera más triste posible de una selección con la que ha hecho historia. Ocho medallas coronadas por la plata en Londres 2012, el bronce en Río’16, el título Mundial en China’19 y cuatro oros europeos.
El italiano tuvo palabras cálidas para sus jugadores unos días antes de incorporarse a su nuevo reto al frente del Real Madrid, al que ya dirigió entre 1999 y 2002. “Nadie sueña con perder su último partido, pero no puedo estar más orgulloso del esfuerzo de mis jugadores».
«Hemos terminado con dos jugadores de 19 años (Saint-Supéry y De Larrea), porque se lo han merecido, no para ganar experiencia, y ese es el futuro», añadió.
Pero sus elogios no se quedaron ahí. «Ellos se llevan la medalla al orgullo, sin duda. El futuro es brillante. Me gusta que esa imagen pueda cerrar una puerta, pero a la vez abrir otra que ve la luz”, explicó el seleccionador español.
Sergio Scariolo, junto a Sandi Aldama / AP
“Cualquier historia de amor llega a su fin. Es como cuando una pareja se divorcia, pero siguen encontrándose y tienen hijos en común. Tenemos muchos hijos en este equipo, que he cuidado durante muchos años y me ha encantado ver crecer», apuntó un Scariolo que dejó claro que «nadie es irremplazable, es el momento de dejar paso a otros».
«Hay que mirar el futuro con optimismo y estaré muy contento de ver cómo estos chicos crecen los próximos años. Me siento, por un lado, en paz con mi conciencia porque todo lo que tenía lo he dado. A veces va bien el resultado y a veces va mal, pero si tienes la sensación de haberlo dado todo, tienes que estar en paz”, concluyó.