La mayor encuesta multinacional realizada hasta ahora en hospitales confirma: los pacientes quieren la inteligencia artificial cerca, pero no sola; prefieren sistemas explicables y decisiones finalmente guiadas por médicos, con dudas persistentes sobre privacidad, costes y el vínculo humano en la consulta.
A medida que la inteligencia artificial (IA) se integra cada vez más en el sector de la salud, su éxito no depende solo de la proeza tecnológica, sino también de la confianza y aceptación de los pacientes. Un estudio multinacional a gran escala ha arrojado luz sobre cómo los pacientes hospitalizados de todo el mundo perciben el uso de la IA en la atención médica y el diagnóstico, revelando un panorama de optimismo cauteloso con matices importantes.
La investigación, publicada en JAMA Network Open, consistió en una encuesta a 13.806 pacientes en 74 hospitales de 43 países, lo que la convierte en el análisis más completo sobre este tema hasta la fecha. Los resultados muestran que, en general, la actitud es favorable: un 57,6% de los encuestados expresó una visión positiva sobre la aplicación de la IA en la medicina.
El perfil de la confianza en la IA
Sin embargo, esta aceptación no es uniforme y varía significativamente según las características de cada persona. El estudio revela que los hombres tienden a mostrarse ligeramente más positivos (59,1%) que las mujeres (55,6%). De manera similar, el estado de salud influye en la percepción; los pacientes con una salud «muy buena» son más receptivos que aquellos con una salud «muy pobre», de los cuales más de la mitad expresó una opinión negativa. Los investigadores sugieren que esto podría deberse a que las personas con enfermedades crónicas, que interactúan más con el sistema sanitario, pueden haber tenido experiencias negativas que disminuyen su confianza en las innovaciones.
El conocimiento previo sobre la IA y la familiaridad con la tecnología también son factores clave. Las personas con mayor conocimiento sobre inteligencia artificial y que utilizan dispositivos tecnológicos con más frecuencia muestran una actitud considerablemente más positiva. Por ejemplo, el 83,3% de los autodenominados expertos en IA tenían una visión positiva, en comparación con solo el 38% de quienes no tenían ningún conocimiento sobre el tema.
Referencia
Multinational Attitudes Toward AI in Health Care and Diagnostics Among Hospital Patients. Felix Busch et al. JAMA Network Open, 2025;8;(6):e2514452. DOI:10.1001/jamanetworkopen.2025.14452
La preferencia por la supervisión humana
A pesar del apoyo general, la confianza se vuelve más compleja cuando se trata de aplicaciones específicas. Menos de la mitad de los participantes confía plenamente en la IA para tareas como proporcionar información sobre su diagnóstico (43,6%) o la respuesta a un tratamiento (41,8%).
Uno de los hallazgos más destacados es la clara preferencia por la intervención humana y la transparencia. Una abrumadora mayoría del 72,9% de los pacientes prefiere un modelo de diagnóstico colaborativo en el que, aunque la IA participe, sea el médico quien tome la decisión final. Solo un 4,4% se sentiría cómodo con una IA que realizara diagnósticos de forma totalmente autónoma. Esto subraya el valor que los pacientes otorgan al juicio y la supervisión de un profesional humano, según los investigadores.
Además, el 70,2% de los encuestados prefiere una «IA explicable», es decir, un sistema capaz de justificar sus decisiones, incluso si eso implica una ligera pérdida de precisión en comparación con un modelo de «caja negra» más opaco. Esta demanda de transparencia es una constante en todos los grupos demográficos analizados.
Principales preocupaciones de los pacientes
El estudio también identifica las principales inquietudes que genera la IA en el ámbito sanitario. Más de la mitad de los pacientes expresaron preocupación por la seguridad y protección de sus datos personales (53,2%).
Otras preocupaciones significativas incluyen la posible reducción de la interacción y el contacto entre médicos y pacientes (61,8%), el temor a que la IA pueda reemplazar a los médicos humanos en el futuro (61,7%), y la posibilidad de que la implementación de la IA conlleve un aumento de los costes sanitarios (57,4%).
Estos hallazgos ofrecen una guía valiosa para que los desarrolladores y responsables de políticas sanitarias implementen la IA de una manera centrada en el paciente, fomentando la confianza y asegurando que la tecnología sirva como un complemento y no como un sustituto del cuidado humano.