La comparsa Cambalada, una de las agrupaciones más emblemáticas del Carnaval de Badajoz, celebra su 35º aniversario con una gran gala que tendrá lugar el próximo 13 de julio en el Hotel Río de la capital pacense. El evento, abierto al público, promete ser una fiesta completa en honor a una trayectoria marcada por la ilusión y la evolución. La noche incluirá una cena de gala, actuaciones musicales, una tamborada de los propios componentes, la participación de un grupo de la murga Al Maridi, DJs y una gran fiesta posterior. Pero más allá de la celebración, la velada destacará por su profundo compromiso social: la comparsa donará 5 euros de cada entrada vendida, que tiene un coste total de 45 euros, a la Asociación ELA Extremadura. Como explicó su presidente, Antonio Vadillo, en COPE Badajoz esta iniciativa nace de la convicción de que como «asociación que forma parte de la ciudad tenemos que tener también una labor solidaria». Además, lo recaudado en la barra de copas y una rifa solidaria también se destinarán a esta causa.
La historia de Cambalada es un fiel reflejo de la propia transformación del carnaval pacense. Fundada en 1990 por un grupo de entusiastas que procedían de otras comparsas o simplemente eran amigos que salían a la calle a disfrutar, debutó en 1991 con apenas 30 o 40 componentes. Aquel primer año vistieron un traje rojo de fantasía con un gorro de arlequín y un espejo, elemento que, junto con los colores rojo y azul, se ha mantenido como seña de identidad. Antonio Vadillo, presidente desde hace 8 años y componente desde hace más de 20, recuerda aquellos comienzos: «Al principio era complicado, hacer los trajes, encontrar las telas… hoy en día ya encuentras casi el material a golpe de un clic». El punto de inflexión llegó años después con el famoso disfraz de ‘tigre’, que marcó el inicio de las temáticas y provocó un «boom» en el número de socios. Hoy, con 345 componentes, Cambalada es un pilar fundamental de la Fiesta de Interés Turístico Internacional.
El Carnaval de Badajoz ha experimentado una metamorfosis radical desde aquellos años 90 hasta la actualidad. Vadillo destaca la «profesionalización del tema, sobre todo de la música y del baile, del espectáculo». Donde antes los ensayos dominicales tenían el objetivo principal de divertirse, ahora el nivel exige un compromiso absoluto. «Se ha convertido en un espectáculo, en algo que nadie lo tiene […] y lo trabajamos muchísimo. Muchísimo no tiene nada que ver con lo que se trabajaba en el 2000, o en el 2010, o en el 2015, con lo que se trabaja en el 2025. O sea, ahora es una locura». Este crecimiento, sin embargo, conlleva fluctuaciones. Vadillo atribuye los altibajos en el número de componentes a las generaciones –»entras con 18 años […] y te vas haciendo mayor»– y al factor económico, ya que «se encarece muchísimo el tema del carnaval y es complicado para la economía familiar».
Mirando al futuro, Antonio Vadillo ve un carnaval robusto, donde la mayoría de comparsas supera los 150 componentes, pero también cree que el gran público pacense debe «valorar más lo que es y lo que se trabaja porque no lo sabe». Su gran aspiración es que la esencia única del carnaval badajocense –su percusión y espectáculo– traspase fronteras. «Yo siempre he pensado que la mejor forma de exportar el carnaval es con las agrupaciones», propone, imaginando un grupo representativo que promocione la fiesta en festivales nacionales, incluso no carnavaleros. Mientras ese sueño se materializa, Cambalada sigue mirando al futuro con optimismo y responsabilidad. Esta gala solidaria es el mejor ejemplo: «Estamos encantados de poder ayudar […] es un granito de arena que pongamos». Una celebración que une pasado, presente y futuro, teñida de rojo, azul y el verde solidario de ELA Extremadura y a la que todavía se puede asistir comprando la entrada en el propio Hotel Río de Badajoz.