En una entrevista en Herrera en COPE,
el influencer granadino Pablo García, conocido en el mundo de las
redes sociales como Pablo Garna, ha confesado las motivaciones
íntimas que le han llevado a tomar la decisión de abandonar su
exitosa carrera en las redes sociales para ingresar en el seminario y
encaminarse hacia el sacerdocio. La íntima conversación, mantenida
con el presentador Alberto Herrera, sirvió para que el joven de 34
años desgranara un proceso vocacional de años y confesara, entre
otros aspectos, cómo había afrontado el deseo de tener hijos antes
de dar un sí definitivo a lo que él define como la llamada de Dios.
Garna, que cuenta con más de 640.000
seguidores en Instagram, partió de la base de que esta decisión no
es algo que se busque, sino que es Dios quien elige. Rechazó la idea
de que se tratara de una elección fruto de un vacío existencial o
de un impulso repentino, subrayando que no es una cuestión que surja
de la noche a la mañana. Por el contrario, relató un largo camino
de discernimiento que se remonta a su infancia, marcada por ser el
mayor de ocho hermanos y por unos padres que le inculcaron la fe
desde pequeño. Un proceso en el que, con los años, fue conociendo
el movimiento Hakuna y a un sacerdote que le guió hacia una vida de
mayor piedad.
El deseo de tener hijos
Uno de los momentos más personales de
la entrevista llegó cuando se abordó el tema de la paternidad. El
influencer confirmó que, efectivamente, había soñado con tener
hijos. Reconoció que, criado en el seno de una familia numerosa, el
pensamiento natural que siempre tuvo era el de desear para sí mismo
ese mismo modelo de vida familiar. “Todo lo que he visto y vivido”
en su casa, afirmó, le llevaba a pensar “yo quiero eso”. Sin
embargo, matizó que, desde hace años, esa ilusión se había
transformado en una idea que estaría bien, pero sin que existiera
una necesidad imperiosa. Admitió que, a diferencia de otras personas
para las que la paternidad es un anhelo primordial, en su corazón
ese deseo había convivido con la creciente certeza de tener que
hacer caso a otra llamada más profunda.
Al ser preguntado por los sacrificios
que implica su nueva vida, Garna admitió sentir “pereza” ante
algunos aspectos de la rigurosa rutina que le espera. Se refirió
concretamente a la obligación de madrugar, levantándose a las 6:15
de la mañana, para estudiar dos carreras –Filosofía y Teología–
y obedecer en un entorno de gran disciplina. No obstante, lejos de
verlo como algo negativo, considera que esa “pereza” es en
realidad algo bueno, un desafío que forma parte de la entrega. Su
nuevo día a día, que se extenderá a lo largo de ocho años de
formación, estará marcado por la oración, la misa y las clases
universitarias, constituyendo una existencia “mucho más ordenada”
que su actual vida de viajes y contenidos.
Dejar Instagram por el seminario
Para ilustrar la dualidad entre su vida
pública y su vocación, Garna relató una anécdota reveladora. El
pasado domingo se encontraba en Grecia, en la piscina de un exclusivo
beach club. Ante esa escena de ocio y bienestar material, se retiró
a un lugar sin música, se sentó en una mesa, pidió un café y rezó
un Ave María. En ese instante de recogimiento, le dijo a Dios:
“Señor, yo hago esto por ti, y si quieres sacar algo de aquí,
estupendo”. Define ese diálogo íntimo como la expresión de “el
deseo más íntimo” que guarda en su corazón.
El influencer granadino quiso dejar
claro que, aunque renuncia a muchas cosas de su vida actual, se ha
hablado muy poco de todo lo que gana con esta decisión. Una decisión
que ha sido recibida con emoción por su familia. Reveló que su
madre se encuentra en estos momentos “llorando, pero muy feliz”,
un sentimiento que comparte su padre. Todos se muestran ilusionados,
aunque también abrumados por la magnitud del paso que va a dar.
Recogió las palabras de su madre, quien declaró que para ella Pablo
ha llegado donde tenía que llegar, añadiendo que su misión siempre
ha sido llevar a sus hijos al cielo y que Pablo parece “muy
encarrilado”. Ella siempre ha deseado que sus hijos encuentren el
amor de su vida y, en su opinión, “Pablo lo ha encontrado”.
Posible vuelta a las redes sociales
Respecto a su futuro en las redes
sociales, Garna se mostró prudente y en manos de lo que decida la
institución eclesiástica. Confirmó que no cerrará su cuenta de
Instagram, pero desconoce cuándo volverá a publicar después de
septiembre, mes en el que aún tiene que cumplir con compromisos y
campañas publicitarias previamente adquiridas. A partir de entonces,
su silencio digital dependerá de lo que “Dios diga” y de las
directrices que reciba en el seminario.
Finalmente, el influencer lanzó una
reflexión sobre la autenticidad y el éxito, conceptos que han
redefinido por completo. Dejó claro que en las redes sociales “no
es oro todo lo que reluce” y que el verdadero éxito en la vida no
se mide en seguidores, reconocimiento o riqueza material. Para él,
el auténtico triunfo consiste en “vivir la vida que Dios pensó
para mí, y hacerle caso al corazón más profundo, ser auténtico y
responder a lo que el señor vaya pidiendo”. Con esta convicción,
Pablo Garna cierra una etapa de gran notoriedad pública para abrirse
a una vida de servicio, orden y fe, convencido de que es el camino
que estaba destinado a recorrer.












