Eva Libertad atiende a La Opinión desde su casa en la huerta de Molina de Segura. Lo hace pocos minutos después de conectar por videollamada con la Academia del Cine español, con sede en Madrid. Allí, Emma Suárez y Juan Diego Botto se encargaron este miércoles de la lectura de los títulos de las tres películas seleccionadas para optar a representar a España en la próxima edición de los Oscar, en la categoría de Mejor Película Internacional.
«Si te soy sincera, ni siquiera estaba viendo la retransmisión en ese momento», desvelaba entre risas la cineasta molinense. «Intento cuidarme mucho en estos momentos de tanta expectación, mantenerme al margen», añade. De hecho, fue su socia, Nuria Muñoz, productora –y también murciana–, quien le dio la noticia: Sorda (2025), su primer largo, era una de las tres cintas escogidas por los académicos. «Nos hemos abrazado, hemos gritado un poco y, enseguida, le he mandado un WhatsApp a Miriam. Espero que encontremos un momento para celebrarlo juntas hoy…», confesaba.
Miriam (Garlo) es su hermana, protagonista del filme, y buena parte de la alegría que Libertad siente con cada reconocimiento que obtiene su película tiene que ver con ella. Con ella y con lo que representa, especialmente en este proyecto. «Me hace mucha ilusión que en esa terna –en la de las aspirantes a representar al país en la gran noche del cine de Hollywood– haya una película protagonizada por una mujer sorda«, asegura la molinense, quien no pierde la oportunidad de subrayar la importancia de este tipo de ‘premios’ –sin comillas podrían incluirse los obtenidos en la Berlinale o en el Festival de Málaga– para una cinta que tiene como una de sus principales aspiraciones el centrar el foco sobre las personas con problemas de audición.
«Es improbable que ‘Sorda’ sea la elegida, pero esta peli nos ha enseñado a soltar ideas preconcebidas»
En cualquier caso, Libertad también señala el hecho de que los académicos hayan optado por una película «relativamente pequeña» y que está hecha «desde una cierta periferia». «Porque, obviamente, hay proyectos mucho más en los márgenes que Sorda –reconoce–, pero hablamos de un largometraje rodado en Murcia, un territorio muy desconocido para la gran pantalla y donde la industria cinematográfica es todavía muy incipiente. Y que desde aquí se catapulte a tantísimos lugares es… increíble«, valora la realizadora. Porque su retoño fílmico, estrenado en salas comerciales a principios del pasado mes de abril, ha sido vendido para su proyección en más de cincuenta países; y en esto, claro, tienen mucho que ver los premios y la repercusión que estos otorgan a la cinta.
Dice Libertad que van ya «cerca de veinte» en certámenes de todo el mundo; los más importantes, por supuesto, los ya citados: los dos del Festival Internacional de Cine de Berlín –el del público de la sección ‘Panorama’ y el CICAE Art Cinema Award, que entrega la Confederación Internacional de Cine de Arte y Ensayo– y los de Málaga, donde Sorda arrasó con un histórico doblete de Biznagas –la de Oro a Mejor Película y la de Plata, con el beneplácito de la audiencia– y reconocimientos a sus dos protagonistas, la propia Miriam Garlo y el catalán Álvaro Cervantes. Por supuesto, ni ella ni ninguno de los implicados se esperaban nada de esto: «Para nosotros estrenar en la Berlinale ya era algo difícil de creer, así que imagínate…», apunta con una ligera carcajada.
«La cuestión –continúa la directora– es que el camino por el que nos ha llevado Sorda tiene mucho que ver con ir asumiendo como real lo que parecía impensable o del ámbito de los sueños». Pero, por suerte para ella, todo esto le ha pillado «mayor» –tiene 46 años–, en un momento de su vida en el que cuenta con «recursos suficientes como para saber colocar cada cosa en su sitio«. Así que, aunque ha habido «momentos nube» –»Me acuerdo de la semana de los preestrenos, en la que la psique no tenía tiempo para digerir nada, solo para reaccionar«–, Libertad asegura ser perfectamente consciente de la inesperada –y feliz– trayectoria de su película.
Y lo mismo le ocurre con esta preselección; aunque admite, divertida: «Si me llegas a decir hace unos meses que íbamos a estar ahí, me da la risa». Por eso, sí, sabía que su película podía ser una de las tres elegidas. Por eso –y muy conscientemente– evitó seguir la retransmisión de la Academia (más o menos). Y, por eso, de no haberlo logrado, cree que ella y el resto del equipo habrían recibido los mismos gestos de cariño que tras haberlo conseguido, «porque estamos juntos en esto y porque esta película nos ha dado ya muchísimo más de lo que esperábamos«.
Pero sí, lo lograron, y ahora se abre una nueva posibilidad: que el día 17 sea anunciada, por delante de Sirât, de Oliver Laxe, y Romería, de Carla Simón –las otras dos candidatas–, como la representante de la Academia española en la 98 edición de los Premios Oscar, cuya gala se celebrará el 15 de marzo en el Dolby Theatre de Los Ángeles. «Hemos hablado de esa posibilidad, claro, pero desde la tranquilidad. De hecho, creemos que es bastante improbable que Sorda sea la elegida, pero, como te decía, el camino que ha llevado nos invita a soltar ideas preconcebidas…», apunta Libertad, quien insiste en las escasas opciones –según ella y su equipo– que tiene su candidatura.
Una dura competencia
Cuando Eva Libertad insiste en que las posibilidades de Sorda son reducidas, se basa, principalmente, en sus rivales. Sirât era y es la favorita, después de alzarse con el premio del jurado en el prestigioso Festival de Cannes. Además, el frenético e introspectivo filme de Oliver Laxe –la historia de un padre que busca a su hija en las raves de Marruecos– se estrenará este próximo mes de noviembre en Estados Unidos –en plena carrera por los Oscar– y lo hará de la mano de Neon, una de las distribuidoras más prestigiosas del cine independiente, responsable de títulos como Parásitos, Anatomía de una caída y Anora. En cuanto a Romería, de Carla Simón, estuvo entre las nominadas a la Palma de Oro, y es el filme con el que la barcelonesa cierra la trilogía sobre su historia familiar; trilogía que comenzó con Verano 1993 (2017), que ganó el premio a la mejor ópera prima en Berlín, y continuó con Alcarrás (2022), que se llevó el Oso de Oro de la Berlinale y que se centró en su familia materna, de agricultores. Esta vez, aprovecha su relato para recordar a aquella generación perdida en España a causa de la heroína y el sida. Se estrena en las salas comerciales de nuestro país este mismo viernes. Si Sorda se impone a ambas los sabremos dentro de dos semanas, el día 17, y, en tal caso, después será el turno de los académicos de Hollywood, quienes decidirán si la candidata española merece o no estar entre las cinco nominadas.
Sea como sea, la molinense asegura que «las ganas y el deseo de seguir contando historias» y de preguntarse acerca de la vida a través del cine están y estarán intactas; de hecho, lo estaban antes de Sorda y lo están después. Y es consciente de la carga de responsabilidad que implica un éxito como el de esta película, pero se lo toma como un aprendizaje: «Eso está ahí, y…, sí, supone una presión añadida, pero tengo claro que eso es algo que no depende de mí; yo soy dueña del proceso creativo, nada más. Y mi única responsabilidad es con mi afán por ser honesta con lo que quiero contar», afirma con rotundidad la cineasta, que reconoce haber hablado sobre ello con otras directoras: «Me dicen que sí, que eso sucede –ese extra de exigencia–, pero que es, simplemente, cuestión de atravesar el momento«.
Y qué mejor forma de hacerlo que con un nuevo proyecto, ¿verdad? Pero bueno, de momento parece que el camino de Sorda, ese que tanto le ha enseñado, todavía está lejos de atisbar un final. De hecho, tiene muy claro que lo mejor de esta preselección es que «te hace más visible, te hace llegar a más gente», y ese sigue siendo el objetivo principal.