se cancela la llegada a meta y la etapa en Bilbao se queda sin ganador

La 11ª etapa de La Vuelta ha finalizado sin ganador. Las manifestaciones en contra de la participación del equipo Israel han obligado a la organización a cancelar la llegada a meta en Bilbao y a apostar por una solución improvisada para garantizar la seguridad de los ciclistas.

Los tiempos que se han tenido en cuenta de cara a la general se han tomado a tres kilómetros del final, en una jornada en la que lo deportivo pasó a un segundo plano pero de la que Jonas Vingegaard sale reforzado como maillot rojo.

Toda la jornada estuvo marcada por la presencia de banderas y mensajes de apoyo a la causa palestina al paso de los ciclistas. A falta de 15 kilómetros para el final, los manifestantes rompieron el vallado en la zona de meta y la Ertzaintza tuvo dificultades para frenar una posible invasión de la calzada.

Las movilizaciones contra la participación del equipo Israel-Premiere Tech han acompañado a La Vuelta prácticamente desde el inicio, pero han ido a más a partir de la 5ª etapa, cuando la carrera llegó a suelo español.

El 27 de agosto, durante la contrarreloj por equipos cerca de Figueres, un grupo de activistas cortó la carrera al paso del equipo israelí. El incidente no tuvo consecuencias graves, pero perjudicó deportivamente a los corredores y lanzaba un mensaje a los organizadores.

Entonces, la dirección de La Vuelta avisó de que valorará acciones legales ante los incidentes que sobrepasen los límites de la protesta pacífica y que amenacen a la integridad de los corredores. Sin embargo, lo de Bilbao marca un antes y un después que podría derivar en una renuncia por parte del Israel-Premier Tech.

La protesta

La Vuelta 2025 está siendo el escenario de una de las mayores campañas de boicot deportivo contra Israel vista hasta la fecha en Europa, con múltiples protestas coordinadas contra la permisividad de los organizadores con el combinado israelí.

El equipo fue fundado en 2015 por el millonario canadiense-israelí Sylvan Adams, cercano al primer ministro Benjamin Netanyahu. Ascendió a la máxima categoría UCI WorldTeam en 2020, convirtiéndose en el primer equipo profesional israelí de la historia.

Según los críticos, el equipo forma parte de una estrategia de sportswashing, un concepto referido al uso del deporte como instrumento para mejorar la reputación de países vinculados a la violación de los derechos humanos.

En el caso del Israel-Premier Tech, se acusa a La Vuelta de permitir la participación de un equipo israelí dada la situación en Gaza y Cisjordania.


Multitud de banderas palestinas entre el público de la 11ª etapa de La Vuelta.

EFE

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Posible expulsión

El director técnico de La Vuelta, Kiko García, ha atendido a los micrófonos de Cadena Ser para explicar en qué situación queda la carrera y qué puede pasar con el equipo israelí.

Según sus palabras, los corredores han «agradecido» y «entendido» la decisión de la organización para evitar problemas de seguridad, aunque reconoce que cada vez hay mayor miedo y nerviosismo.

García ha explicado que el reglamento de La Vuelta no permite «expulsar» a un equipo, pero admitió que ha llegado el momento de tomar una decisión consensuada con el conjunto israelí.

El directivo ha invitado al conjunto israelí a «reflexionar sobre si debe continuar en carrera» porque la decisión «la han de tomar ellos», además de recordar que está en riesgo la seguridad y el prestigio de la competición.

«Hay que valorar si podemos poner en riesgo una carrera como La Vuelta, una de las tres grandes, o si seguimos protegiendo a un equipo que pone en riesgo todo lo demás», ha reflexionado.

Bilbao, punto álgido

En mitad de esta situación, La Vuelta llegaba a Bilbao para una de sus etapas más especiales en lo deportivo, pero también una de las más polémicas dada la gran movilización que se había preparado contra Israel.

Durante toda la jornada de este miércoles, las banderas y los mensajes en apoyo a Palestina fueron mayoritarios entre el público y, como ya ha sucedido en varias ocasiones, se intentó detener la etapa en varios puntos.

Ya desde la salida, en la explanada de San Mamés, un grupo de activistas detuvo momentáneamente la carrera. Aunque se reanudó sin mayores problemas, los delegados de los equipos, representantes sindicales y organizadores mantuvieron una reunión en la que se puso sobre la mesa la posible salida del equipo israelí de la competición por primera vez.

El momento álgido llegó en la parte final. La meta estaba repleta de manifestantes que portaban banderas palestinas y existía el temor de una invasión de la carretera ante el paso de los corredores.

Algunos de los presentes lograron romper el vallado y las fuerzas de seguridad dieron el aviso a la organización, que debía tomar una decisión rápida ante una situación descrita como «incontrolable» por los directores de carrera. 

La llegada a meta del pelotón era arriesgada, tanto para la seguridad del público como la de los ciclistas, así que La Vuelta ha optado por evitar males mayores y neutralizar la llegada a un punto más seguro, a tres kilómetros.

Desenlace frustrado

En un día marcado por las protestas políticas y humanitarias, las noticias en lo deportivo fueron escasas. El caos en la parte final provocó muchas dudas entre los corredores, pero Vingegaard volvió a salir reforzado como líder.

Había mucha expectación de cara a la etapa, con un final digno de carrera clásica en las calles de una ciudad donde el ciclismo es tan especial como Bilbao.

La ilusión por tener un día destacado era palpable entre los ciclistas españoles. El primero en fugarse fue Marc Soler, que buscó la aventura en solitario para buscar la victoria de etapa o, al menos, hacer de puente para su compañero Joao Almeida.

Una vez fue neutralizado, la siguiente intentona la protagonizó Mikel Landa, también sin éxito. Las escaramuzas permitieron abrir boca para la traca final, en la que los favoritos se animaron antes de la decisión de los organizadores.

A 25 kilómetros de meta llegó la actuación principal, con los favoritos a la general como invitados. Almeida probó a Vingegaard, pero el danés no muestra signos de debilidad. Después lo retó el británico Tom Pidcock, que puso en apuros al maillot rojo hasta que logró atraparlo.

El frustrado desenlace apuntaba a ser importante en la batalla por la general, pero llegó una noticia para la historia: la organización anunciaba que no iba a haber ganador de etapa y que los tiempos para la clasificación general se tomarían a tres kilómetros de meta.

En mitad del caos, la meta improvisada no tuvo ganador, pero sí dos grandes beneficiados: Tom Pidcock y Jonas Vingegaard.

El británico fue muy ambicioso y se lanzó al ataque para culminar su ascensión al podio de la general. Superó al noruego Torstein Traeen y ya es tercero, a 56″ del danés.

Vingegaard arañó otra pequeña ventaja a Almeida, segundo a 50″ y con la misma sensación de impotencia que perseguía al ahora maillot rojo cuando peleaba el Tour con Tadej Pogaçar.

Aunque no tuvo su final esperado, la etapa de este miércoles entra en la historia, para bien o para mal. Ahora, la Vuelta viaja entre Laredo y los Corrales de Buelna antes de llegar al temido Angliru.



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