El Palacio de la Zarzuela será este martes el escenario de un encuentro con especial carga política y simbólica: el rey Felipe VI recibirá por primera vez al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, después de que, en julio, se confirmara que tendrá que sentarse en el banquillo por un presunto delito de revelación de secretos. La cita, que es habitual cada año ya que presentará la memoria de la fiscalía, adquiere una relevancia inesperada en medio de la tormenta política y judicial que atraviesa el país. Ambos se volverán a ver, además, el viernes en la ceremonia de la apertura del año judicial.
García Ortiz afrontará juicio por su supuesta implicación en la filtración de datos confidenciales relativos a la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. No se espera que trascienda el contenido de la conversación, como así ocurre en ese tipo de encuentros.
Después de ver a García Ortiz, el Rey tiene previsto recibir al comité ejecutivo de Cepyme y, más tarde, a una representación de OKdiario, en una jornada intensa en la Zarzuela que mezcla economía, medios de comunicación y ahora también la sombra de un proceso penal que afecta al máximo responsable del Ministerio Fiscal.
La cita con el fiscal general llega después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una entrevista en TVE este lunes por la noche, haya encendido los ánimos en la judicatura. Sánchez afirmó que “hay jueces haciendo política que no cumplen la ley”, en alusión a decisiones judiciales relacionadas con casos que afectan a familiares suyos. Tres de las cuatro principales asociaciones de jueces han reaccionado con firmeza reclamando “respeto a la independencia judicial” y advirtiendo de que estas manifestaciones, procedentes del propio jefe del Ejecutivo, erosionan la confianza ciudadana en la Justicia y pueden minar la calidad democrática del país.
En los últimos meses, la relación entre el Gobierno y parte del estamento judicial ha atravesado momentos especialmente delicados, con acusaciones cruzadas sobre la politización de los tribunales y la falta de renovación del Consejo General del Poder Judicial. La situación de García Ortiz añade ahora un ingrediente más a un clima institucional ya de por sí enrarecido. El encuentro de hoy en Zarzuela no resolverá nada de eso, pero servirá para poner de relieve hasta qué punto la justicia y la política se han convertido en el epicentro de la actualidad española. Con un fiscal general camino del banquillo, un Gobierno enfrentado a jueces molestos por las críticas y un rey obligado a mantener la neutralidad institucional, el tablero político se complica a medida que avanza el curso político.
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