«Es previsible una mayor volatilidad en todas las clases de activos a nivel mundial hasta finales de año. El endeudamiento público podría aumentar desde los niveles ya elevados en los mercados desarrollados, añadiendo presión al alza sobre los tipos de interés y resultando más difícil justificar las altas relaciones precio-beneficio, especialmente en EEUU».
Es la visión de mercado de los estrategas de Lazard Asset Management para el último cuatrimestre de 2025, después de que los dos anteriores hayan sido muy positivos para las bolsas mundiales.
ESTANFLACIÓN EN ESTADOS UNIDOS
«El giro de las políticas del presidente de EEUU tendrá consecuencias económicas globales. Si bien los primeros indicadores muestran efectos limitados, se espera que la inflación, el empleo, el PIB y los beneficios empresariales se vean más afectados en el futuro«, afirman estos expertos.
Según sus previsiones, «la economía de Estados Unidos, con una base sólida al arrancar 2025, puede enfrentar una estanflación con una inflación más alta y un crecimiento del PIB más lento hasta 2026″.
Sobre EEUU, señalan que la Administración estadounidense ha endurecido su política económica con fuertes subidas arancelarias (del 2,7% al 18,7%, con riesgo de superar el 20%), que amenazan con elevar la inflación y frenar el crecimiento.
A ello se suma una reforma migratoria con deportaciones masivas que reducirían el PIB y encarecerían los costes laborales en sectores clave. Y el déficit fiscal también podría ampliarse en hasta 5,5 billones de dólares más de lo previsto, lo que inquieta a los mercados.
Finalmente, la posible sustitución anticipada de Jerome Powell plantea un riesgo a la independencia de la Fed, con implicaciones para el dólar y los bonos del Tesoro.
CHINA: LA CRISIS INMOBILIARIA PERSISTE
Sobre China, comentan que «la crisis inmobiliaria persiste y, sin importantes estímulos fiscales, el crecimiento posiblemente se desacelerará aún más y la desinflación se consolidará».
También resaltan que la confianza del consumidor en China sigue en mínimos tras cinco años de crisis inmobiliaria, lo que ha impulsado el ahorro y frenado el consumo. Para revertirlo, sería necesario un estímulo fiscal con reformas estructurales en la red de seguridad social y en la financiación pública.
Sin embargo, la inversión extranjera directa también cae y se prevé que continúe así. Por ello, afirman que, sin un paquete fiscal sustancial, el crecimiento seguirá débil y la previsión de un PIB del 4,5% parece excesivamente optimista en el actual contexto de tensiones comerciales con EE.UU.
EUROPA: MEJORES PERSPECTIVAS A MEDIO PLAZO
Al analizar Europa, los estrategas de Lazard señalan que «es probable que el crecimiento de la zona euro sufra a corto plazo por la política comercial de EEUU, pero se beneficia de los cambios fiscales alemanes y la flexibilización monetaria del BCE».
También destacan que Alemania ha abandonado su tradicional disciplina fiscal con un plan de gasto en infraestructura y defensa de un billón de euros, apoyado por la iniciativa ReArm Europe, que permitirá emitir deuda conjunta y ampliar el gasto militar en la UE. Estas medidas podrían transformar la capacidad defensiva europea y generar efectos económicos positivos si se orientan a innovación y tecnología.
Al mismo tiempo, señalan la política monetaria del BCE actúa como otro motor: ha recortado los tipos en 200 puntos básicos y podría seguir bajándolos más de lo que descuenta el mercado. En su opinión, la combinación de menor crecimiento por los aranceles de EE.UU., baja inflación y fortaleza del euro daría margen adicional al BCE para profundizar en la relajación monetaria.
IMPLICACIONES EN LA INVERSIÓN
En lo que respecta a las implicaciones para la inversión, desde Lazard destacan que, en 2025, se han recortado las previsiones de crecimiento global, mientras que la inflación en EE.UU. ha repuntado y las curvas de tipos se han empinado, reflejando un entorno de elevada incertidumbre. Además, los inversores enfrentan tensiones comerciales, fiscales y migratorias, además de un panorama geopolítico cada vez más inestable.
Pese a ello, las bolsas han marcado máximos históricos, aunque se espera que la inflación, la desaceleración del consumo y el mantenimiento de tipos altos reduzcan beneficios y presionen valoraciones en EE.UU. En contraste, Europa y Japón muestran señales de mejora estructural y podrían registrar un rendimiento relativo superior tras años de retraso.
En este sentido, Lazard advierte que la resiliencia del mercado podría verse puesta a prueba en los próximos meses, a medida que los efectos económicos de los cambios políticos en EE.UU. y los riesgos geopolíticos se reflejen con mayor fuerza.