Organizado por las universidades de Barcelona, Salamanca, Santiago y Valencia, el máster en Psicogerontología es una formación de reciente incorporación a la oferta académica en España con el objetivo de que los psicólogos tengan la posibilidad de especializarse en la atención a las personas mayores. Natural de Canarias, Iván Caballero ha finalizado recientemente estos estudios en Santiago, ciudad en la que ya está trabajando en una residencia y desde donde intenta divulgar sus conocimientos a través de la cuenta «envejecer_con» en Instagram.
-¿En qué se centra la psicogerontología y cuál es su importancia?
-Es una rama de la psicología que estudia el procesamiento del envejecimiento y la vejez centrándose en los cambios que hay a nivel cognitivo, social y biológico en esta etapa de la vida, y es importante a día de hoy porque nos encontramos ante una población cada vez más envejecida. Se estima que en el 2060 una de cada 3 personas en España será mayor de 65 años, es casi el 33% de la población, y el aumento es de casi un 10%, por lo que es un reto demográfico que tenemos que afrontar.
-¿Y de qué forma contribuye esta especialidad a mejorar el bienestar de los mayores?
-En varios ámbitos: a nivel biológico, porque a nivel cerebral se dan los cambios más importantes; a nivel psicológico, porque la atención, la velocidad de procesamiento y la inhibición son funciones cognitivas que con el envejecimiento se van deteriorando, y pensamos que siempre irán a peor, pero a través de la psicología se puede entrenar para que perduren el mayor tiempo posible y que esa temida demencia no haga su aparición. Y, por otra parte, a nivel social, pensamos que a los 65 años se acaba todo, que nos jubilamos y que solo nos queda sentarnos en el parque y ver las obras, pero no, tenemos que afrontarlo de una forma distinta. Aquí es necesario hacer referencia a la soledad, uno de los principales problemas de la sociedad actual, y es que tendemos a aislarnos porque parece que los mayores no se pueden relacionar, cuando es todo lo contrario, tienen mucho que ofrecernos.
-Se ha dado un cambio de modelo y en la actualidad existe una mayor oferta para promover un envejecimiento activo.
-Sí, exacto. Vivimos más y al final esas demencias también se han retrasado cada vez más, porque también tenemos mejores condiciones. El envejecimiento activo no solo se debe promover para vivir más años, sino para conseguir una mejor calidad de vida.
-Antes hacía referencia a que es posible un entrenamiento para demorar el deterioro de algunas funciones cognitivas, ¿de qué forma se puede prevenir?
-Los estudios han demostrado que las personas que saben más idiomas o que empiezan a aprenderlos cuando son mayores, aquellos que tocan instrumentos o que hacen sudokus, crucigramas o sopas de letras, así como los que tienen más relaciones sociales, son las que mejor afrontan a nivel social el envejecimiento y también a nivel cerebral, porque tienen más capacidad para aguantar ese deterioro cognitivo. Si bien es cierto que es necesario un enfoque profesional cuando el deterioro está más agravado, también es verdad que podemos implementar cosas en nuestra día a día muy sencillas y que tienen un gran efecto en el deterioro para retrasarlo lo máximo posible. En cuanto a la parte física, es muy interesante analizar que siempre se nos recomienda dar paseos y caminar, pero en el envejecimiento es muy importante también la fuerza, porque aunque seamos mayores vamos a tener que levantarnos del sofá, alcanzar la comida del estante, cargar una bolsa o a nuestros nietos, y esa fuerza es muy importante para no acabar siendo dependientes, que es un miedo que tienen muchas personas mayores, por eso son importantes esos ejercicios de fuerza, para mantenernos en las actividades de la vida diaria.
-¿Considera que es necesaria una mayor sensibilización en torno al envejecimiento?
-Sí, porque desgraciadamente se nos inculcan desde pequeños pensamientos edadistas. Lo vemos en el cine, en las series o en los anuncios contra el envejecimiento que nos encontramos por la calle, y que sufren especialmente las mujeres. Parece que cuando uno deja de trabajar ya no tiene nada más importante que aportar a nivel vital y, anivel general, el envejecimiento está planteado como algo negativo. Creo que es responsabilidad de las instituciones educar en que no es una etapa negativa y que, aunque tenga esa parte realista en la que hay un deterioro general, eso no significa que sea una etapa mala y a evitar, porque envejecer es casi un tabú a día de hoy.
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