El líder de Junts, Carles Puigdemont, ha citado este miércoles al núcleo duro de la dirección del partido para dar el pistoletazo de salida al curso político y pasar el parte de su cita con el president Salvador Illa que tuvo lugar el martes en Bruselas. En una jornada en Waterloo, a la que esta tarde se sumará el resto de la ejecutiva por vía telemática, Puigdemont dará directrices sobre cómo abordar los próximos pasos en el Parlament y en el Congreso, teniendo en cuenta que la reunión con el jefe del Govern le ha concedido la amnistía política que tanto deseaba, pero consciente también de que ahora le toca presionar para que sea el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el que pose junto a él ante las cámaras.
Illa y Puigdemont conversaron durante una hora y media en la delegación de la Generalitat en Bruselas, celebrando así el primer encuentro entre ambos desde que el líder socialista asumió el cargo en agosto del año pasado. Era la primera vez que los dos líderes se veían en persona, ya que antes de 2017 no había coincidido nunca. Durante la recepción se pudo ver a los dos líderes sonriendo y manteniendo un tono cordial, pero, por ahora, no ha trascendido nada del contenido de la conversación. Ninguno de los dos políticos hizo declaraciones ni al principio ni al término del encuentro, y solo valoraron la cita a través de sus cuentas de respectivas de X.
Para el president de la Generalitat la reunión fue un «buen ejemplo» para el «diálogo» y «la democracia», mientras que para Puigdemont el hecho de que se celebrara en Bélgica era el reflejo de que no se vive una «situación de normalidad democrática» ocho años después del referéndum del 1-O.
Sin embargo, la reunión de Junts en Bruselas va más allá de la reunión con Illa. Los posconvergentes tienen encima de la mesa varias carpetas pendientes, la principal, en Madrid, donde las relaciones entre el PSOE y Junts no pasan por su mejor momento. Los posconvergentes denuncian un bajo cumplimiento de los acuerdos de investidura y, además, han perdido quien era su principal interlocutor, Santos Cerdán, que está en prisión provisional desde el pasado mes de junio. Desde hace meses, Junts reclama avances con la oficialidad del catalán en la UE, que el PSOE se implique para que el Congreso apruebe la ley para la delegación de competencias en inmigración -Podemos se opone- y también exigen que la ley de amnistía sea efectiva.
Además, los posconvergentes deberán tomar en los próximos días una decisión sobre la reducción de la jornada laboral, el proyecto estrella de Sumar. Junts presentó en junio una enmienda a la totalidad y, de momento, no tienen previsto retirarla. «La decisión está bastante tomada al no haber cambios sustanciales», explican fuentes de la formación. PSOE y Sumar querían evitar que la propuesta se debatiera en el pleno del Congreso al no tener amarrado el apoyo de Junts, pero PP y Vox han forzado a incluirlo en el orden del día del próximo miércoles.
Es habitual que Puigdemont convoque a la permanente de Junts en fechas señaladas, lo hace habitualmente al inicio del curso político, antes de una convocatoria electoral o cuando hay que abordar algún tema espinoso. Y tampoco será la única cumbre de este mes. De hecho, a la reunión de la permanente de este miércoles le seguirán unas jornadas de trabajo del grupo parlamentario de Junts, que también se celebrarán en la localidad belga, los días 15 y 16 de septiembre, y en las que se fijará el rumbo del partido en este periodo de sesiones.
El año pasado, los parlamentarios posconvergentes también dieron el pistoletazo de salida en Waterloo, con un encuentro que sirvió para preparar el debate de política general y para organizar el grupo parlamentario. En aquella cita, la primera tras las elecciones del 12 de mayo de 2024, se decidió que Puigdemont no asumiría el cargo de jefe de la oposición, así como también que Mònica Sales ganaría peso dentro del grupo y que Albert Batet adoptaría un papel más institucional, algo que se ha puesto en práctica durante todo el año parlamentario.
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