Ramón Reguero celebra sus 90 años con una vitalidad desbordante y una memoria prodigiosa. Quienes lo conocen aseguran que posee una energía contagiosa, casi juvenil, y una memoria que deslumbra por su precisión. No hay calle, plaza o rincón de Las Palmas de Gran Canaria que no pueda identificar su nombre de inmediato. Mientras «otros a su edad apenas se aventuran a salir de casa», él recorre la ciudad a diario en su inseparable moto, como si los kilómetros fueran la medida exacta de su libertad. Siempre lleva consigo una cámara fotográfica, dispuesta a captar cualquier instante que considere irrepetible. Su jubilación, lejos de ser un tiempo de inactividad, la vive como una segunda juventud: serena, sí, pero también llena de pequeños proyectos que lo mantienen despierto y expectante. Todo ello tras haber dedicado su vida profesional a la administración en UNELCO, una etapa que recuerda con gratitud.