Un año después de la investidura de Salvador Illa como president de la Generalitat, se ha producido una de las imágenes más esperadas: la encajada de manos con el expresident y líder de Junts, Carles Puigdemont. Los dos dirigentes se han reunido durante una hora y media en la delegación del Govern en Bruselas. Puigdemont ha llegado a pie al edificio, situado a pocos pasos de la Comisión Europea, once minutos antes de la hora prevista. Illa le esperaba en el interior y le ha recibido con apretón de manos delante de un fondo blanco con el logo de la Generalitat.
Antes de la reunión se ha podido ver a los dos dirigentes, que no se habían visto nunca antes en persona, sonrientes y compartiendo anécdotas personales. A la salida, pocos minutos antes de las seis de la tarde, los dos dirigentes han esquivado a los periodistas y han abandonado la delegación en sus vehículos respectivos. Puigdemont lo ha hecho con su monovolumen gris que lleva una matrícula personalizada con la fecha del referéndum del 1 de octubre de 2017 e Illa con una furgoneta negra con los cristales tintados.
El encuentro, que se ha celebrado en una pequeña sala de la delegación solo decorada por dos plantas y ausente de banderas, se ha hecho de rogar. Illa celebró durante el otoño pasado, poco después de la investidura, una ronda con todos los expresidents. Por el Palau de la Generalitat pasó Jordi Pujol, José Montilla, Artur Mas, Quim Torra y Pere Aragonès; pero se dejó al margen a Puigdemont, una situación que enervó a Junts. En aquel momento, el jefe del Executiu justificó la decisión con el hecho de que seguía en activo -es líder del principal partido de la oposición en Catalunya-, pero también su situación judicial interfirió en la decisión. «Me reuniré con Puigdemont cuando toque», aseveró entonces.
Prácticamente 12 meses después, ha llegado el momento. «Ahora toca«, anunció finalmente este lunes, cuando se hizo público el desplazamiento del president a Bruselas, el tercero en lo que va de legislatura. En estos 365 días la situación ha cambiado sustancialmente. Tanto a nivel judicial, la ley de amnistía ya ha sido avalada por el Tribunal Constitucional, como político.
La reunión entre Illa y Puigdemont se gestó después de que el president regresara de sus vacaciones con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la isla canaria de Lanzarote. El encuentro llega en un momento clave para el líder del PSOE, que necesita volver a engrasar las relaciones con Junts para poder sostener la legislatura. Sánchez quiere tratar de sacar adelante los presupuestos para el próximo año y, para ello, los siete votos de Junts en el Congreso son imprescindibles.
La reunión se gestó hace diez días. Illa, a través de su jefe de gabinete, contactó con la oficina de Puigdemont para programar el encuentro. Según fuentes del Govern, hubo buena predisposición desde el primer momento con el equipo del expresident, comandado por Josep Lluís Alay, con el que se pactó un orden del día de trabajo para la reunión. Sin embargo, desde Junts tratan de restar importancia al encuentro.
El presidente de la Generalitat, Salvador Illa (d), a su llegada a una reunión con el presidente de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, a 2 de agosto de 2025, en Bruselas (Bélgica). Illa, quién ha promovido la reunión, ha remarcado su intención de tenerla con la voluntad de mandar un mensaje de diálogo, además ayer 1 de septiembre, lamentó no poder recibir al expresidente catalán en el Palau de la Generalitat al no aplicarse la ley de amnistía. / Jasper Jacobs / Europa Press
El secretario general de la formación posconvergente, Jordi Turull, que ha afeado al president de la Generalitat su tardanza. «Llega tarde, cuando se reunió con todos los expresidents es cuando se tendría que haber producido», ha denunciado este martes por la mañana Turull en una entrevista en TV3, en la que también ha dado por hecho que Illa va a Bruselas «en clave PSOE» y ha descartado que este encuentro acerque los votos de Junts a las cuentas de Sánchez.
Las relaciones entre los dos partidos, el PSOE y Junts, no pasan desde hace tiempo por un bueno momento. Los posconvergentes denuncian un bajo cumplimiento de los acuerdos de investidura y, además, han perdido quien era su principal interlocutor, Santos Cerdán, que está en prisión provisional desde el pasado mes de junio. Desde hace meses, Junts reclama avances con la oficialidad del catalán en la UE, que el PSOE se implique para que el Congreso apruebe la ley para la delegación de competencias en inmigración -Podemos se opone- y también exigen que la ley de amnistía sea efectiva.
Que Puigdemont sea finalmente amnistiado y pueda volver a Catalunya ocho años después está en manos de los tribunales, pero Junts considera que una reunión de Sánchez con su líder sería un reconocimiento equivalente a una «amnistía política». De momento, esta reunión no está en el calendario, pero el desplazamiento de Illa a Bruselas es un primer paso.
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