Cuando se te cae el líder, cuando el segundo corredor del equipo no está en forma y cuando debes hacer un bloque para la Vuelta bajo mínimos es imposible destacar, por mucha fe y empeño que pongan los ciclistas seleccionados. Lo decía un entrenador de fútbol hace muchos años, el problema no es decidir a quién dejas fuera de la alineación titular, sino tener que llenar las 11 casillas con jugadores que no están en forma o no pueden cubrir una posición determinada.
En ciclismo ocurre lo mismo y bien que, por desgracia, lo está notando el conjunto Movistar en esta Vuelta, en una carrera donde siempre habían sido protagonistas y tenían a uno de los suyos peleando por ganar la carrera o conquistar un puesto de honor.
Siempre en la cabeza de la tabla
Desde 2012, salvo 2017 debido a la grave caída sufrida por Alejandro Valverde en el prólogo del Tour, el Movistar siempre había mantenido a uno o dos corredores entre los 10 primeros de la general, con el triunfo logrado por Nairo Quintana en la edición de 2016. Estos últimos años el gran protagonista del equipo siempre había sido Enric Mas, que desde que fichó por la escuadra telefónica en 2020 nunca se había ido más allá de la sexta plaza conseguida en 2023, cuando llegó a la carrera convaleciente del accidente sufrido en la primera etapa del Tour que le obligó a retirarse prematuramente de la ronda francesa.
Bien se podría decir que las aspiraciones del Movistar para la Vuelta se terminaron en la séptima etapa del Tour cuando Mas se vio envuelto en una caída ocurrida en la cabeza del pelotón con todos los líderes buscaban las posiciones para enfilar el camino hacia la meta del Muro de Bretaña.
Lo que pareció un duro golpe en el gemelo izquierdo y una quemadura producida por el contacto con un tubular caliente desencadenó en una tromboflebitis que le ha impedido participar en la Vuelta. Además, todo apunta a que necesitará de una intervención y lo que es peor, el corredor mallorquín no se puede fijar en estos momentos una fecha ya no sólo para competir sino para entrenar.
Sin líder no hay paraíso
Sin líder no hay paraíso en la Vuelta. Así de claro. No vale buscar alternativas, soñar con realizar la carrera perfecta o esperar que una victoria pueda llegar en cualquier momento, porque todos los conjuntos quieren ganar y cuando repiten algunas escuadras (UAE, tres victorias; Visma y Alpecin, dos) significa que, con 21 etapas y 23 equipos, una buena parte de ellos se quedará sin victorias.
El Movistar tampoco ha podido contar con Quintana, muy lejos de la gloria del pasado y con una temporada muy floja. Encima una caída en agosto durante la Vuelta a Burgos supuso el fin de las ilusiones del escalador colombiano para disputar la Vuelta. Quiere seguir un año más, pero los números alcanzados este 2025 no apuntan hacia el optimismo.
Incorporaciones de última hora
Los técnicos de la escuadra apostaron por llamar a Pablo Castrillo a última hora después de haber participado en el Tour. Con 24 años confiaban en que podía aspirar al menos a repetir uno de los dos triunfos de etapa que consiguió el año pasado en las filas del Kern Pharma, ausente en esta edición de la carrera. Pero, después de correr el Tour, si no lo has afrontado nunca y por vez primera acudes a dos rondas por etapas seguidas, la competición pasa factura.
El Movistar ha intentado reforzarse con alguna figura de primer nivel para el año que viene. No han fructificado las conversaciones para incorporar a Juan Ayuso, que este lunes oficializó la ruptura con UAE. Y, la verdad, no hay mucha estrella libre y con posibilidades reales de aceptar una oferta del Movistar que no es ni muchísimo menos uno de los equipos con mayor presupuesto.
El próximo año
Por esta razón, de cara al año que viene, el conjunto de Eusebio Unzué ha optado por reforzar la denominada clase media, con las incorporaciones de Raúl García Pierna, el ciclista de Tres Cantos, hijo del excorredor Félix García Casas y que está realizando una más que aceptable ronda española, y del catalán Roger Adrià, cuyo actual equipo, el Red Bull, no le ha dado la oportunidad de correr la Vuelta.
Acudir a una carrera de tres semanas sin líder es un peaje demasiado caro como para poder aspirar siquiera a conseguir una victoria de etapa -aunque quede mucha carrera y seguro que se intenta- y eso lo saben de sobras en el Movistar.
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