La princesa de Asturias dejó claro el entusiasmo con el que afronta cada etapa de su formación en la dedicatoria que escribió este lunes en el Libro de Honor de la Academia General del Aire: «Hoy comienzo la tercera etapa de mi formación castrense en esta Academia General del Aire y del Espacio. Afronto con entusiasmo este curso en el que tendré la oportunidad de iniciar mi preparación aeronáutica y, junto a mis compañeros, aprender las cuestiones prácticas y teóricas relativas a la aviación militar».
Ese entusiasmo de la princesa lo dice todo: que está totalmente identificada con el Ejército y que disfruta con el día a día que le ha tocado vivir. Demuestra que lo agradece, que quiere hacerlo bien, que sabrá hacerlo y que es ahora una feliz dama alférez del Ejército del Aire y del Espacio.
Muy segura de sí misma, muy militar y profesional llegó al edificio de Dirección de la AGA, donde la esperaba el coronel director y los mandos del centro. Vestía uniforme de diario especial relevancia de alférez de cuarto curso, con los cordones rojos en el brazo derecho, pasador con las condecoraciones y guantes blancos. Leonor tuvo que esperar que el coronel de la AGA se quitara los guantes para estrecharle la mano. Sobre el bolsillo, el rectángulo con sus apellidos: Borbón Ortiz.
Después, a la zona de vuelo la princesa llegó con el mono de vuelo y el rectángulo con sus apellidos, el emblema del Ejército del Aire y la estrella de alférez y dos palomas correspondientes a cuarto curso. No llevaba ni el grupo sanguíneo ni el factor RH que suele ser habitual en este uniforme.
Allí, mientras se dirigía con su instructor al avión Pilatus, Leonor de Borbón también hizo gala de su habitual prudencia en la respuesta que dio a la pregunta de si le imponía aprender a volar: «Con ganas de aprender pero despacito, poco a poco».
La futura reina ha pasado en apenas dos meses de navegar por los mares a navegar por el cielo. Este lunes embarcó en una nueva y emocionante fase de su formación militar para aprender a volar sobre el Mar Menor y en una institución con una gran tradición aeronáutica, centro de referencia en la formación de miles de pilotos para el Ejército del Aire y del Espacio, incluyendo a su padre y a su abuelo.
La princesa va a afrontar un itinerario formativo que le llevará desde el uso de simuladores de última generación hasta los mandos de los avanzados aviones Pilatus PC-21, siempre bajo la tutela de los instructores más experimentados. La valentía de Leonor de Borbón para asumir esta formación es un ejemplo inspirador y su progreso será el resultado de la máxima dedicación, esfuerzo y la aplicación de las exigencias propias para liderar las Fuerzas Armadas españolas cuando sea reina.
Después de la información que recibió en la zona de vuelo, la alférez Borbón se dirigió de nuevo a su escuadrilla. Un poco más tarde tocaría comer con los nuevos compañeros que la esperaban con la expectación y la responsabilidad de acompañar a la futura reina en estos nuevos estudios.
Seguro que en este primer encuentro Leonor les habrá preguntado por la experiencia en la AGA, cómo viven el día a día para ir adaptándose y habrá comparado con su estancia en la Academia General Militar, en la Escuela Naval de Marín y en el Buque Escuela Juan Sebastián Elcano, respondiendo también a la curiosidad de los alumnos del Ejército del Aire.
Es muy importante esta etapa de su formación militar porque abre el camino que la llevará a convertirse en la primera princesa de Asturias piloto. Por lo tanto, va a vivir un momento emocionante y significativo, tanto para su desarrollo personal como para la historia de España y de la Corona.