El verano se despide despacio, entre tardes aún largas y noches que se resisten a acortarse. Septiembre aparece como un reloj implacable que marca la cuenta atrás hacia los uniformes planchados, las mochilas listas y los madrugones inevitables. Para muchos padres, la vuelta al cole no solo significa preparar libros y material, sino enfrentarse a un pequeño campo de batalla emocional en casa: nervios, sueño desajustado, desayunos apresurados y lágrimas en la puerta del colegio.
Pero no tiene por qué ser así. El pediatra Daniel Fernández recuerda que con previsión y calma se puede transformar este proceso en un regreso amable. “La vuelta al cole no tiene que convertirse en un drama. Los niños son mucho más capaces de adaptarse de lo que pensamos, siempre que nosotros sepamos acompañarlos sin ansiedad”.
1. El truco del sueño: empezar antes de tiempo
Uno de los errores más comunes es esperar al domingo para ordenar las rutinas. “Empiecen hoy a adelantar la hora de dormir 15 minutos cada día. No pueden pretender que el lunes se duerman a las 21:00 horas si en verano se acostaban a medianoche”, advierte el pediatra.
La clave es la gradualidad con pequeños cambios diarios que permiten que el cuerpo del niño se adapte sin la sensación de que el verano se terminó de golpe.
Niño durmiendo / Revita Acofarma
2. Desayuno real, no azúcar disfrazado
El cerebro necesita combustible real, no calorías vacías. “Nada de galletas y zumos. Fibra y proteína: huevos, avena, frutas enteras… Ese es el desayuno que activa la mente para aprender”, insiste Fernández.
Un buen desayuno marca la diferencia en el rendimiento escolar, en la energía para el recreo y en el estado de ánimo. “Los niños que comen equilibrado llegan a clase con más atención y mejor humor”.
3. Amigos antes que pupitres
El pediatra recuerda un detalle a menudo olvidado, el colegio no empieza con los libros, sino con las personas. “Las quedadas con amigos del cole antes del primer día facilitan la adaptación. Los niños que ven caras conocidas se adaptan diez veces más rápido”, asegura.
Un encuentro en el parque o una tarde de juegos previos pueden obrar el milagro de que el regreso no sea un salto al vacío, sino la continuación de un vínculo que ya existía.
4. La calma de los padres, la calma de los hijos
Los niños perciben y amplifican la ansiedad de los adultos. “La ansiedad se contagia. Si ustedes están nerviosos, ellos estarán peor. Así que respiren y confíen en que sus hijos lo van a hacer bien”, aconseja.
Mostrar confianza, transmitir mensajes positivos y recordar experiencias agradables del curso anterior es tan importante como preparar la mochila.
5. El momento de la despedida
El pediatra es claro: habrá lágrimas, y es normal. “Prepárense, van a llorar. Pero tengan un plan B, si no se pueden ir después de dejarlos, no se lo demuestren a ellos”.
Fernández recomienda validar sus emociones, crear una rutina de despedida breve y cariñosa, y apoyarse en la complicidad del profesorado. Lo importante es que entiendan que el colegio es un lugar seguro y que los papás siempre vuelven.
La vuelta al cole no debería vivirse como una cuesta arriba interminable, sino como una oportunidad de empezar con energía renovada. Rutinas ajustadas, desayunos reales, apoyo emocional y calma familiar son las piezas que convierten septiembre en un mes más fácil.