La vuelta al cole acarrea nervios e incertidumbre en las familias. Niños, niñas y adolescentes se tienen que despedir de la flexibilidad del verano y dar la bienvenida a la rigidez del nuevo curso. Lo normal es sentir inquietud durante unos días, especialmente si hay un cambio. Por ejemplo, colegio nuevo o pasar de infantil a primaria o al instituto. Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, cuando el desasosiego emocional es demasiado intenso, se alarga más allá de dos o tres semanas o hay somatización, ya no hablamos de una preocupación ordinaria sino de una situación que requiere ayuda. Primero, de las madres y los padres. Y si estos se desbordan, de un profesional. Septiembre es, de hecho, un mes crítico en las consultas de psicología, donde las citas pueden aumentar hasta un 25%, según las estadísticas del grupo sanitario Top Doctors.
«Estar nervioso ante la vuelta al cole es normal y nada patológico, pero si el malestar psicológico persiste o es intenso, hay que acudir cuanto antes a un profesional»
“Estar nervioso ante la vuelta al cole es perfectamente normal y nada patológico. Los niños y las niñas sienten incertidumbre y se preguntan cómo serán sus profesores, si se les dará bien el curso, si harán amigos nuevos o les cambiarán de grupo. Pero si esa anticipación y ese malestar psicológico persiste en el tiempo o es muy intenso y los padres y las madres no saben cómo manejar la situación, lo mejor es acudir a un profesional. Sobre todo, si se trata de niños que toleran mal la frustración. La primera consulta siempre debe ser con los padres, que son los responsables de ayudar a modificar la conducta de sus hijos”, explica la psicóloga especializada en infancia y adolescencia Elisa López, acostumbrada a recibir un aluvión de pacientes a finales de agosto y principios de septiembre.
“Septiembre es el mes de mayor demanda”, confirma la psicóloga sanitaria Mercedes Bermejo. “El regreso a la rutina, los horarios rígidos y las exigencias no solo académicas sino de extraescolares hacen que la vuelta al cole nos haga más vulnerables emocionalmente. Sobre todo, si hay un cambio vital, por ejemplo, una mudanza, una ciudad nueva o se pasa del colegio al instituto”, añade.
«Un cambio de ciudad, un cole nuevo o pasar al instituto nos hace más vulnerables emocionalmente»
Normalizar emociones
Resistirse a madrugar los primeros días, asegurar que el cole es aburrido o sufrir algún dolor de cabeza ocasional entra dentro de la normalidad. “Los padres y las madres deben hablar con calma con sus hijos e hijas y normalizar las emociones que sienten. Acompañarlos, ayudarlos y, sobre todo, validarlos”, explica Èlia Sasot Ibáñez, psicóloga del centro médico Teknon. Si los progenitores no saben cómo actuar, se desbordan o ven que los síntomas persisten más allá de las cuatro primeras semanas, es hora de pedir ayuda profesional.
Hay señales de alarma que nunca se deben dejar pasar. “Si tu hijo está sufriendo una ansiedad intensa día a día, hiperventila con frecuencia, le ves triste de manera continúa o tiene dolores físicos sin causa médica aparente, hay que actuar. Las causas son múltiples y no solo tienen que ver con la personalidad del menor o sus habilidades sociales, también hay que tener en cuenta su vida social, desde la economía familiar hasta el entorno del colegio o el barrio”, añade Sasot.
«Si tu hijo está sufriendo ansiedad intensa, hiperventila con frecuencia, le ves triste de manera continúa o tiene dolores físicos sin causa médica aparente, hay que actuar»
El verano implica menos normas y mayor presencia de los progenitores o figuras de apego, todo lo contrario de lo que ocurre en septiembre. En infantil y primeros cursos de primaria, la ansiedad por separación de los padres y los miedos anticipatorios son uno de los principales motivos de consulta, según la experiencia de Bermejo, que destaca el papel fundamental de los adultos a la hora de brindar seguridad a los hijos e hijas. Otra causa frecuente de consulta son las dificultades de atención, concentración y aprendizaje.
Alerta contra el bullying
El bullying también aparece en escena dado el temor de los chavales a encontrarse con los compañeros que le han hecho la vida imposible durante el curso anterior. La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) recuerda que, en estos casos, la vuelta al cole es un momento de especial tensión y que, incluso, puede repercutir en la salud de los chavales y chavalas.
«Cada vez detectamos a niños y niñas más pequeños, desde los 8 años, víctimas de ciberacoso»
“El acoso escolar no es un problema nuevo. Sin embargo, la generalización del uso de pantallas en edades cada vez más tempranas y la consiguiente dificultad para vigilar estas conductas, ajenas a la escuela, pero relacionadas con ella porque implican al alumnado, favorecen los casos de acoso a través de medios electrónicos”, explica la doctora Teresa Cenarro, vicepresidenta de la AEPap. “Cada vez detectamos a niños y niñas más pequeños, desde los 8 años, víctimas de ciberacoso”, alerta.
Para minimizar el impacto de estas situaciones, los pediatras abogan por la prevención y la detección precoz en las familias y las aulas. La dificultad de los menores víctimas y de su entorno para comunicar problemas hacen que el problema pueda pasar desapercibido, por lo que las familias y docentes deben estar atentos a algunos signos, como irascibilidad y bajada de rendimiento académico. Otra bandera roja es cuando el menor deja de hacer una actividad que antes le gustaba.
Desintoxicación de pantallas para padres
La estimulación constante y el abuso de pantallas -otro clásico del verano- exige una “desintoxicación” que, según la psicóloga López, no es nada fácil y puede llevar entre 10 y 12 días en el mejor de los casos. “Este verano he visto cantidad de familias desayunando, comiendo y cenando con los niños sin dejar de mirar el móvil, viendo vídeos cortos de apenas unos segundos. ¿No queremos ver el problema? Lo tenemos, y enorme. Empiezo a pensar que es un mito que las familias lo hacemos lo mejor que podemos porque ahora ya todos sabemos los riesgos del abuso de pantallas”, alerta dejando claro que los adultos son los primeros que necesitan la “desintoxicación”.
Las especialistas en salud mental infantojuvenil no solo alertan de las señales de riesgo ante una vuelta al cole patológica sino que mandan un mensaje de tranquilidad a las familias. “Casi todos los problemas psicológicos se pueden solucionar gracias a la plasticidad cerebral”, recuerda López. Eso sí, cuanto antes se acuda a un profesional sanitario mejor. “Es mucho más fácil cambiar hábitos y comportamientos a edades tempranas. Generalmente, cuanto más pequeños son los pacientes, más sencillo es el tratamiento”, concluye la psicóloga, que aplaude a las familias y la sociedad por haber reducido el estigma social que antes rodeaba la salud mental infantojuvenil.
Suscríbete para seguir leyendo