Tenían ganas los dirigentes del Valencia CF de hacer sus particulares ajustes de cuentas y sacar pecho por algo bien hecho. Y han llevado a cabo un buen mercado de fichajes y con las renovaciones, quizá también gracias a la complicidad de los futbolistas, que se han creído un nuevo proyecto: todos lo hemos hecho, de alguna manera u otra, mirando de reojo las andanzas de Lim por allí y de Solís y Corona (¡Vaya dúo!) por acá, con el trotamundos Kiat de por medio y con Ron Gourlay a lo suyo, que no es poco.
Hicieron de justicieros con el bueno de Guillamón, al que consiguieron ponerle un sambenito horrible cuando lo único que había hecho el chico era defender lo firmado y mirar con cariño al equipo de su vida. Y sin embargo, salió: gratis, eso sí. Pero para forzar esa salida, el ventilador ya estaba en marcha y les da igual llevarse a quien se lleven. Ahora es Canós quien está en la diana y sí, el chico ha estado horrible en estos tres años y no merece estar más en el club por rendimiento, pero quien suelta la perlita (esa que provocó un mensaje que luego borró) sabemos quién ha sido y con qué intención. Es lícito, sí, pero también es reprobable hacerlo.
No se trata de lanzar críticas siempre, pues ahora ha habido un reforzamiento lógico para un club que, en lo deportivo, necesitaba mucho ajuste. Pero eso no exime de muchas negligencias de la gestión que me gustaría ver con calma: me sigue llamando la atención que se conserve en el puesto a quien nos ha ido llevando, año tras año, al caos deportivo y a la bancarrota. Miguel Ángel Pérez Roldan, Corona, ha sido lesivo para la estabilidad del club por su nula capacidad de gestión deportiva y su escasa (queda demostrado) capacidad de vislumbrar la calidad. Ha ido ⸺y lo sabemos muy bien⸺ a golpe de ofrecimiento de intermediarios y no porque él haya hecho un trabajo de scouting. Si en lugar de estar siempre viendo al Valencia CF hubiera estado visionando vídeos del Cádiz se hubiera hecho con Etta Eyong, por poco más de un millón de euros (su 50%), por ejemplo. Tampoco tenía que irse muy lejos, la verdad. Y te digo que hay muchísimos ejemplos así.
La sensación mía, personal, es que el Valencia CF ha vendido este verano muy mal, aunque debía hacerlo como fuera: quiero decir, no sé si lo que han sacado por Mosquera y Yarek está acorde a un mercado que ha dejado cosas increíbles por jugadores mucho peores: de hecho, hay equipos de segunda división que han venido a jugadores con menos bagaje por casi el doble. Hay otros casos de ventas que bueno, todo el mundo sabe de tus necesidades, urgencias y demás, y te aprieta, porque no eres nadie en el panorama futbolístico ya.
Igualmente, hay algún que otro fichaje que sí me sorprende, pero quiero que quede claro que ahora son nuestros y que se les debe apoyar al máximo: lo de Copete, el cuarto central del Mallorca, me sorprende, sobre todo porque ha demostrado escaso acierto con el balón en los pies y un precio excesivamente elevado para lo que es. La culpa no es suya, sino del chachachá, así que no lo paguemos con él. Es verdad que sigues necesitando un central no solo de jerarquía, sino también que sepa superar la presión asfixiante a la que te suelen someter los rivales, pero eso ya llegará con la lluvia o con el viento.
COPETE EN ZONA MIXTA / VCF
Me incomoda también la situación de Almeida, que me parece un fichaje fallido, con su punto de calidad, pero con su dejadez emocional: me sobra en la plantilla y en fútbol, como casi todo en la vida, lo que sobra acaba restando. También Dimitrievsi va camino a convertirse en un problema dentro de un vestuario que tiene sus cuentas pendientes con Corberán, por varios asuntos internos, lo niegue quien lo niegue.
Con todo, a mí personalmente me parece que Foulquier debilita la zaga, pero su profesionalidad y honestidad dentro del campo hace que se gane, al menos, mi respeto y nada puedo decir de él que no sean palabras de agradecimiento, a pesar de que con esa derecha puede jugar mejor al golf que al fútbol. Su coraje disimula las muchas carencias técnicas y tácticas que, partido tras partido, muestra. Me extraña, eso sí, lo de Iranzo: ¿te ibas a traer a Sangané cedido para que un chico con posibilidades se fuera gratis al Celta? Creo que Iranzo puede competir con Foulquier e incluso superarle, así que no comprendo este movimiento. Sí aplaudo, en cambio, que ahora haya cierta cordura en la progresión de los chavales de la escuela: irse cedidos a formarse y regresar con minutos, curtidos y con hambre de seguir creciendo. Ahí, como en otras cosas que ya he dicho, sí veo una evolución positiva del club.
Pero ojo, si en lo deportivo hemos dado un paso de sensatez, me queda ahora que repasemos lo del préstamo del Valencia CF, donde además no se contabiliza el “atraco” de CVC, que son 80 millones más. Tengo claro que el Valencia CF va a caminar todos los años sobre un alambre muy fino. Tengo claro también que todos los años tendremos que vender sí o sí y por un valor de entre 15 y 20 millones al año, solo para cubrir intereses. Tengo claro también que los ingresos televisivos ya nunca más pasarán por las cuentas del club, pues se pierden antes por el camino, como avales de casi todas las operaciones. Tengo claro que si seguimos con la política de cesiones no sabremos a quién vender, aunque la Academia ahora mismo es la mina de oro de este club. Lo que no tengo tan claro es quién acabará pagando (y a qué precio emocional también) todo esto, porque el Valencia CF, este de Lim, carece de medios para hacerle frente, por mucho que hayan pasado el filtro financiero. Yo no lo veré, también lo sé.
Mientras estos de Lim van ajustando cuentas con la gente, el valencianismo se debe ir haciendo la idea de que las cuentas del club hay que ajustarlas mucho más y eso ya sabemos qué implica, aunque el primer movimiento haya sido reforzar un equipo para ver si coge de nuevo una dinámica buena, supera la barrera histórica de Lim, y compite por alguna plaza europea que le permita ganar visibilidad y recuperar prestigio, a partir de ahí, vender y vender y a ver qué hay en el mercado que se pueda asumir, aunque sus números no sean ni medianamente buenos. No sé si el espejismo de este mercado de fichajes oculta un terrorífico rostro detrás. Iremos viendo. Feliz día de vuelta a la oficina.
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