El secuestro de Seyran destapa el lado más oscuro de Kazim: entre el perdón y la venganza

Kazim ha secuestrado a Seyran y la ha llevado a una casa apartada. Allí, lejos de todos, le ha enseñado unas fotos recientes de Ferit con Pelin y el registro de llamadas de su marido. Quería destrozarla con pruebas y obligarla a seguir su plan contra los Korhan.

Seyran, rota, ha escuchado cómo su padre le advertía que la deshonrarían y que la hundirían en desgracia si no hacía lo que él decía. Ella le ha respondido que es honesta y que no ha hecho nada malo. Pero Kazim ha ido todavía más allá.

Al ver que no conseguía doblegarla, ha perdido el control y se ha arrodillado delante de su hija: “Me estoy humillando ante ti. Lo siento. Disculpa. He hecho que nuestra vida sea miserable para los dos. ¿Alguna vez habéis bajado la cabeza delante de alguien que no fuera yo? Si supieras la mitad de lo que ha hecho tu marido, con esa criada, no te quedarías ni un minuto a su lado”.

Luego, ha intentado justificar todos los años de dolor, pero Seyran no se ha dejado manipular. Lo ha mirado y le ha dejado claro que no quiere cargar con sus guerras. ¿Se puede recuperar un amor de padre e hija que siempre ha estado marcado por la violencia?

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