El mundo de los dinosauriosno deja de sorprendernos con nuevos descubrimientos. Sus características son de lo más variadas y ahora los científicos han hallado los restos de una especie totalmente acorazada, con el aspecto de una fortaleza inexpugnable. Tenía púas óseas de hasta un metro de longitud que sobresalían de todo su cuerpo.
El fósil ha sido descubierto por científicos de la Universidad de Birmingham y el Museo de Historia Natural del Reino Unido y los detalles del animal han sido publicados en la revista Nature.
La especie, del grupo de los anquilosaurios, ha sido bautizada como Spicomellus afer. Spicomellus significa en latín “brazalete espinoso” y realmente hace justicia al aspecto del dinosaurio, recubierto por entero de espinas de gran tamaño. Afer hace referencia a África, el continente donde se encontró el fósil. Así, el nombre destaca la particularidad de su armadura y el lugar de su descubrimiento.
El ‘Spicomellus’ y los restos de su cuerpo hallados en la excavación / Nature
El ejemplar cuyo fósil se ha rescatado ahora vivió hace aproximadamente 165 millones de años y aporta nuevos datos sobre la evolución de la armadura en estos animales.
El equipo internacional de investigadores, liderado por Susannah Maidment y Richard Butler, explica que el esqueleto, hallado cerca de Boulemane, en las montañas del Atlas, presenta una combinación de adaptaciones evolutivas sin precedentes.
El cuerpo del animal estaba cubierto por grandes púas o espinas fusionadas al esqueleto, incluyendo costillas con prolongaciones óseas y collares cervicales bordeados de púas que sobresalen lateralmente.
Las espinas más largas medían cerca de un metro y emergían especialmente del cuello, mientras que otras de menor tamaño se distribuían a lo largo de los flancos, caderas y patas.

Algunos de los huesos del animal / Nature
“La estructura del Spicomellus afer es completamente diferente a la de cualquier animal conocido, vivo o extinto”, indicaron.
Dificultades de desplazamiento
Maidment explicó que la fusión de las espinas a los huesos planteaba el interrogante de cómo se desplazaba el animal, ya que estas estructuras limitarían la movilidad normal de las costillas y dificultarían la acción de los músculos.
Los anquilosaurios fueron un grupo de dinosaurios herbívoros que se caracterizaban por su cuerpo bajo y ancho, recubierto con placas óseas y grandes púas que funcionaban como armadura.
Vivieron desde el Jurásico Medio hasta el final del Cretácico, hace entre 165 y 66 millones de años. Se han encontrado fósiles de anquilosaurios en diferentes lugares del mundo, como Marruecos, América del Norte, Europa y Asia.
Una maza de hueso en la cola
Una de sus características más impresionantes era la presencia de una gran maza ósea en la punta de la cola en algunas especies, que era utilizada para defenderse de depredadores.
Tenían patas cortas, una dentadura adaptada para triturar plantas duras y un cráneo robusto. Gracias a su armadura, pocos depredadores podían atacarlos.
La expedición al yacimiento llevada a cabo en 2023 recuperó numerosos elementos del esqueleto, incluyendo partes de la cola.

Vista del dinousaurio desde arriba / Agencias
Aunque el extremo caudal exacto no se conserva, los paleontólogos detectaron vértebras fusionadas que forman una estructura similar a un mango, presentes en anquilosaurios que portaban un garrote en la cola, una adaptación registrada en especies del Cretácico, varios millones de años después.
Butler señaló que estos vestigios “modifican lo que se conoce sobre la aparición de armas caudales en los dinosaurios acorazados”.
¿Defensa o exhibición sexual?
El análisis funcional de la armadura sugiere que el desarrollo de espinas tan notorias habría demandado un gasto energético considerable.
Para Maidment, “ese exceso de protección pudo haber evolucionado inicialmente como defensa, aunque también es posible que tuviera funciones de exhibición asociadas con la selección sexual o la competencia entre individuos”. Los resultados abren nuevas preguntas sobre cómo y por qué se desarrollaron estas defensas tan tempranamente en la historia de los anquilosaurios.