La descomposición de la Súper UD Las Palmas. El tiro cruzado de Rafa (45′) sorprendió a Dinko Horkas y puso a la UD Las Palmas en ‘modo pánico’. Ni la aparición de Jonathan Viera, con división de opiniones en el Gran Canaria, pitos y aplasusos, encendió la luz para un equipo que se aferraba una y otra vez en la figura de Ale García. Desborde, electricidad y más García. Un manto eterno de decepción para caer 0-1 en el primer vaparalo de la temporada y en el Gran Canaria -una victoria en todo el 2025 de local-.
En el primer tiempo, el canterano estrelló un balón en el larguero y Marvin Park falló otro remate franco para ponerse en franquicia. Pero no hubo manera de golpear primero y el bloque malacitano supo rentabilizar de forma magistral una renta injusta. Quizás exagerada. Así estaba la película, hasta que llegó ese minuto 70. Luis García Fernández optó por Cedeño y Cristian. Taconazo de Lukovic, que conectó con Viera y un Málaga que llegaba de forma intermitente. Como si la UD se quedase eclipsada e impactada por el penalti no decretado en el primer tiempo en el área de Herrero por fuera de juego de Lukovic.
Un fotograma tremendamente polémico, que desestabilizó a los amarillos. Recobita no terminó de conectar con el ariete serbio y Fuster y el uruguayo fue sacrificado a la hora de juego. El cuadro de Pellicer movía la pelota de un lado al otro del campo y supo resistir al bombardeo. Al inicio de la segunda parte, remates de Recobita, Enzo Loiodice, Fuster y Jonathan Viera. La segunda acción polémica ilustró del caos arbitral. Amarilla a Lukovic tras recibir un toque en el área boquerón y el golazo de Rafa. Horkas fue el gran protagonista negativo de la noche amarilla con un carrusel de imprecisiones y fue silbado el meta croata, al igual que el ’21’ cuando pisó el césped.
Una decepción tremenda para una UD que desperdició dos ocasiones en la primera parte y luego comenzó de forma sublime en el segundo tiempo con apariciones de Recobita, Enzo, Fuster y Viera. Se intentó de mil y una maneras para acabar aplastados por el pragmatismo de Pellicer. El palo de García, con esa chilena en tres dimensiones, pudo ser una de las claves. Pero era la noche de las mil pesadillas.