Mismo dolor, diez meses después. Miles de personas de distintos movimientos sociales se volvieron a concentrar este viernes, 29 de agosto, en la plaza de la Virgen de València, para reclamar la dimisión del president Carlos Mazón por su gestión de la dana, la trágica riada donde murieron 228 personas. Como en cada concentración, los familiares de los fallecidos encabezaron la protesta.
Una manifestación especialmente emotiva, pues los convocantes leyeron, uno por uno, los 228 nombres de los fallecidos mientras las familias sostenían carteles y portaban camisetas con su cara en el centro de la plaza. Cinco minutos donde el silencio solo era cortado por los nombres de las víctimas mortales de aquella tragedia de la que casi se cumple un año, y por el llanto de algunas familias o personas allí presentes.
El lema volvió a ser «Mazón dimissió» y las entidades y pancartas volvieron a València tras manifestarse el mes de julio en las localidades de la zona cero. La manifestación congregó a unas 2.000 personas, según Delegación del Gobierno. Entre otras cosas, en las marchas anteriores criticó la tardanza de las autoridades en enviar el Es-Alert a las poblaciones más afectadas, y los convocantes reiteran cada día 29 que las 228 vidas que se perdieron -incluidas dos personas que siguen desaparecidas-, fueron “muertos evitables provocados por la negligencia del Consell».
Rovira y Camarero, también en la diana
Las familias volvieron a estar en primera línea por décima vez, desafiando al frío, al calor, a la lluvia, y sobre todo a la pena. «Han pasado 334 días desde que nuestras familias no están. No se murieron de manera natural, fue un homicidio imprudente, y esperamos que la justicia lo reconozca antes o después».
Además de pedir la dimisión del jefe del Consell, los familiares apuntaron sus dardos por primera vez al conseller de Educación José Antonio Rovira y a la vicepresidenta y consellera de Igualdad Susana Camarero, a los que también pidieron abandonar el cargo.
Hablaron la hermana del profesor fallecido en Cheste, que fue arrollado por el agua al salir de trabajar «porque el conseller no estaba haciendo su trabajo y decidió irse con su familia a Alicante» o Rosa Álvarez, que además de afectada es trabajadora social: «Me da igual si no vuelvo a trabajar en mi vida. Muchas personas murieron en residencias por un ‘jope’ de la vicepresidenta (en referencia al mensaje que mandó Camarero aquella tarde). Me da lo mismo que no me llamen porque mi padre y las 228 personas asesinadas están por encima de todo», espetó la víctima antes de romper a llorar.
Pese a todo, hay figuras como la del conseller para la reconstrucción Gan Pampols que no despiertan tanta animadversión en las familias. No descartan reunirse con él por ser un «perfil técnico» pero sí que el president Mazón asista a cualquiera de esos encuentros. «El día que vino a Catarroja se lo dijimos; su sonrisa de oreja a oreja nos hace daño a las familias. Para nosotras no es suficiente que dimita, queremos que entre en prisión«, sentenció Álvarez.
Esperando respuestas
Los convocantes señalaron que las personas afectadas por esta tragedia llevan diez meses esperando respuestas y resaltaron que «una parte importante de la población todavía no tiene acceso a unos servicios públicos esenciales de calidad y a unas condiciones de vida dignas».
Un ejemplo es que, tal y como publicó este diario, cerca de 900 ascensores siguen fuera de servicio casi un año después en la zona cero de la dana, provocando que muchas personas con movilidad reducida vivan constantemente encerradas en sus casas.
Los convocantes se preguntaron además qué pasará cuando llegue el otoño y vuelvan las lluvias, e hicieron hincapié en que «no se puede mantener al cargo un presidente que solo mira por sus intereses y asume políticas negacionistas que abocan a la repetición de la tragedia».
Por otro lado, mostraron su preocupación por cómo van a reaccionar tanto los municipios como las infraestructuras (la mayoría aún a medio reconstruir) en caso de una nueva riada: «Con el agua del mar a 31 grados sí que tenemos miedo de que episodios así se repitan. La cuestión será cómo vamos a reaccionar y si mandamos cuando toca las alertas»,explicó Rosa Álvarez.
Protestas multitudinarias
La de este viernes fue la décima marcha bajo el lema «Mazón dimisión» después de la riada que barrió la provincia de València y dejó 228 muertos. Pese a que las últimas protestas fueron mermando la asistencia, esta ha demostrado que el pulso y la indignación ciudadana para pedir la dimisión del jefe del Consell todavía está muy viva, llenando la plaza de la Virgen de València en pleno agosto.
La primera protesta, el 9 de noviembre, congregó a cerca de 130.000 personas y fue la manifestación más numerosa desde la de 2003 contra la guerra de Irak. La protesta convocada un mes después tuvo una asistencia de unas 100.000 personas, también histórica.
La tercera manifestación congregó a unas 80.000 personas, y las siguientes fueron mermando poco a poco en asistencia hasta rondar las 25.000 personas y finalmente 5.000 en las últimas marchas para pedir la dimisión del president de la Generalitat. Algo que, según la encuesta publicada recientemente por Prensa Ibérica, desean 8 de cada 10 valencianos.
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