Eliska y su lucha por un sueño

Larouco. Porto. Jarilla. Los nombres de los incendios que han asolado distintos puntos del territorio en apenas unos días ya tienen dimensión de huracán, ese tipo de escala que sirve para imprimirles una huella imborrable para la historia. Se extinguirán las llamas y en la revisión de los daños causados tocará pensar en lo que se fue para siempre y lo que se puede recuperar. Lo que no se lleva el fuego, no tiene que hacerlo, es la fortaleza de las gentes que han decidido vivir ahí, montar familia y negocio. Lo de echar raíces es lo que ha cambiado por culpa de la crisis climática: las condiciones explosivas de calor y falta de humedad, combinadas con rachas de viento velocísimas y un campo descuidado aquí y allá están detrás de la catástrofe de este verano en España y ponen en peligro una forma de vida.

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