Paliza para el recuerdo de Alcaraz en el US Open

Es una noche que no olvidará jamás el italiano Mattia Bellucci. En un futuro podrá recordar que debutó en la pista central del US Open, el Arthur Ashe Stadium. Puntualizará que se midió a uno de los mejores de la historia, a un entonces chaval de 22 años que ya sumaba cinco títulos de Grand Slam y que iba camino de acercarse a las hazañas del ‘Big 3’.

Casi un cuento de hadas, que se tornará pesadilla cuando explique detalladamente aquel día en Nueva York. Pocas veces se sintió tan acorralado en una pista de tenis. Hizo frente sin éxito a una velocidad de pelota desconocida, a una aceleración de derecha imposible de controlar. Quedó hecho trizas.

Una historia para no dormir, que quedará apartada en un rincón de la mente de su principal protagonista, que tiene otras cosas en las que pensar y salvaguardar. Para el resto de los mortales fue una paliza para el recuerdo, por su contundencia (6-1, 6-0 y 6-3 en 1h.36′) y origen, basado en el esplendor de Carlos Alcaraz, que consiguió el resultado más favorable en un Grand Slam. 

Cuando el murciano, nº 2 mundial, está fresco de cabeza y piernas, con una misión ambiciosa que cumplir, es capaz de generar los golpes más inverosímiles, de tanta belleza como eficacia. Tenía ganas de enterrar el fiasco de segunda ronda de la edición anterior ante el neerlandés Botic Van de Zandschulp. 

Otras circunstancias, sin Juegos Olímpicos de degaste extra, va ahora con argumentos a por su segundo US Open, el sexto Grand Slam y recuperar el nº 1. Un pack completo que va unido.

Un estímulo para Alcaraz, a quien le sentó muy bien el descanso después de Wimbledon, que refrendó sus buenas sensaciones siendo campeón en el Masters 1000 ATP de Cincinnati, su sexto título de la temporada. Reafirmando su liderato en trofeos y también partidos ganados, que ya son 56, en 62 encuentros.

Destrozó al zurdo Bellucci, como ya había hecho en el M15 de Manacor cuando tenía 16 años (6-2 y 6-1). El viernes, nuevo italiano enfrente, Luciano Darderi, 23 años y nº 34. Verdugo del invitado estadounidense Eliot Spizzirri por 6-0, 7-6 (3), 2-6 y 6-4. Un especialista de tierra batida, campeón este curso en Marrakech, Bastad y Umag.

Un show de Alcaraz, con resistencia final a la desesperada de Bellucci, que arriesgó e improvisó a ver si se despistaba el español. No lo hizo. Hay días en que arrasa sin pensarlo. Recientemente, en todos unos cuartos de Roland Garros, le metió un 6-0, 6-1 y 6-4 al estadounidense Tommy Paul, que sólo arañó cinco juegos en una hora y 34′ de demolición.

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En Roland Garros de 2024 otro estadounidense, J.J. Wolf, hizo cuatro juegos en una hora 51 minutos, para un 6-1, 6-2 y 6-1. Y eso que Alcaraz ha ido limando con el tiempo las desconexiones que a veces tanto daño le han hecho. Cuestión de madurez. Nunca había ganado tan rápido en Nueva York, en una hora y 36 minutos. Consistencia. 



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