Después de ocho recortes de los tipos de interés en sus últimas nueve reuniones previas -que han bajado a la mitad el precio oficial del dinero, hasta el 2%-, el Banco Central Europeo (BCE) consideró en el mes de julio que la corrección de la inflación «prácticamente ya ha llegado prácticamente a su fin» y con ella, la «campaña de recortes» del precio oficial del dinero, por lo que solo cabría esperar «posibles ajustes marginales para lo que resta de 2025».
Así figura en las actas sobre la reunión que el Consejo de Gobierno del BCE mantuvo el pasado 24 de julio -publicadas este jueves en la página web del banco central- , en la que el organismo presidido por Christine Lagarde decidió dejar sin cambios, en el 2%, la facilidad de depósito (tipo de interés de referencia del BCE).
La posibilidad de apenas «posibles ajustes marginales para lo que resta de 2025» a la que alude el BCE conecta con la expectativa de un nuevo recorte de 0,25 puntos en alguna de las tres reuniones que quedan antes de finalizar el año (septiembre, octubre y diciembre) que espera la mayor parte de los analistas, si bien el banco central irá decidiendo «reunión a reunión», en función de los datos recabados.
Final de ciclo de política monetaria
Ya en el mes de junio -cuando el BCE bajó los tipos en 0,25 puntos, hasta el 2%, el nivel más bajo desde diciembre de 2022- la presidenta del organismo, Christine Lagarde, avanzó que tras aquel recorte se estaba llegando «al final del ciclo de política monetaria que respondió a una serie de ‘shocks’ agravados, incluyendo la pandemia, la ilegítima guerra de Ucrania y la crisis energética».
Tras la reunión del 24 de julio -en la que se decidió mantener el precio del dinero sin cambios, en el 2%- , Lagarde repitió por dos veces: «No nos comprometemos de antemano con ninguna trayectoria de tipos de interés en particular«. La presidenta del BCE remachó el mantra de que el organismo se guiará por un enfoque «reunión por reunión», dependiente de los datos y evitó anticipar una senda para los tipos de interés.
Ahora, la publicación de las actas correspondientes a la reunión del 24 de julio desvela que el Consejo de Gobierno acordó que la comunicación debía «mantener un tono prudente y neutral, y ser deliberadamente desinformativa sobre los tipos de interés».
No obstante, después de valorar que la inflación se encuentra actualmente en el objetivo a medio plazo del 2% y que, previsiblemente, alcanzará un mínimo del 1,5% en el primer trimestre de 2026, el Consejo de Gobierno del BCE constató que «dado que el ciclo desinflacionario previo prácticamente ha llegado a su fin, el debate ha pasado de la velocidad a la que deberían normalizarse los tipos de interés, como parte de una campaña de recortes, a posibles ajustes marginales para lo que resta de 2025, dadas las perspectivas económicas y la incertidumbre imperante».
De momento, en la reunión de julio, «todos los miembros [del Consejo de Gobierno] apoyaron la propuesta de Philip Lane [economista jefe del BCE] de mantener sin cambios los tres tipos de interés clave del BCE», se apunta en las actas de la reunión, «y no hubo presión inmediata para modificar los tipos de interés oficiales» el 24 de julio.
Las actas también desvelan que, «si bien se expresó la opinión de que las condiciones actuales también serían compatibles con un nuevo recorte de tipos, debido al aumento de los riesgos a la baja para la producción y la inflación, mantener los tipos de interés sin cambios se consideró una estrategia sólida para gestionar los ‘shocks’ y los riesgos bilaterales en una amplia gama de escenarios plausibles». En definitiva, se consideró que «actualmente era muy recomendable esperar a obtener más informació y a que se resolviera cierta incertidumbre»
La propia incertidumbre provocada por las disputas comerciales y las tensiones geopolítica, y su posible impacto en la inflación, se convirtió en un argumento más para mantener si cambios los tipos de interés y ganar tiempo «para observar el desarrollo de las negociaciones comerciales y evaluar exhaustivamente las consecuencias de cualquier resultado final para la trayectoria de los tipos interés».
El Consejo de Gobierno también valoró que el parón de julio podría permitir «una evaluación más profunda de la transmisión de recortes de tipos de interés anteriores y una evaluación de la información adicional recibida, incluyendo la relacionada con la producción manufacturera, la reorientación del comercio, la inflación del sector servicios, el tipo de cambio y la evolución de los mercados financieros». Y todo ello, en el contexto de las actualización de las proyecciones macroeconómicas que corresponde adoptar en septiembre. «Todo esto debería facilitar, para septiembre, una mejor comprensión de cómo la economía está respondiendo a los desafíos actuales», según determinó el Consejo de Gobierno en su reunión de julio.
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