El concejal de Estrategia Municipal, Francisco Soler Obrero, renunció este mes de agosto a la dedicación exclusiva que percibía del Ayuntamiento de Elche, según confirmó el diario en fuentes municipales. La decisión, que le permitirá compaginar la actividad pública con otra, en este caso la vuelta a su despacho como asesor, ha causado sorpresa en medios municipales porque el edil es una pieza clave en el organigrama del alcalde, Pablo Ruz, quien le confió no solo el número 2 en las listas electorales populares a las municipales de 2023, sino que tras ganar la Alcaldía lo puso al frente de una de las áreas de mayor peso, de nuevo cuño, donde ha tenido que lidiar con los departamentos de Urbanismo y Hacienda, dos de las «patata calientes» de cualquier ayuntamiento.
A esta hora no hay explicación alguna sobre los motivos que han llevado a Soler a adoptar esta decisión. Cuando arrancó el mandato lo hizo al 75 % del salario y, meses más tarde, pasó al 100 %. Nada hace pensar que el trabajo que tiene a día de hoy ante sí sea una justificación para renunciar a la dedicación. Más bien todo lo contrario habida cuenta de la realidad municipal, por muy boyante que diga el gobierno municipal que es. Soler tiene que lidiar no solo con los temas propios de las áreas, sino también con el plan de ajuste al que se ha visto obligado el equipo de gobierno por dos ejercicios (2025 y 2026), después de que las cifras del 2024 se cerraran con un desfase de 8,5 millones de euros. En estos momentos no solo se tienen que cuadrar estas cuentas sino atender al elevado gasto municipal que supera la previsión que se hizo para este ejercicio, lo que ha llevado a aplazar proyectos con la justificación de que tampoco iban a llegar a tiempo las licitaciones este año, aunque hay otros gastos que son inaplazables y esta es su preocupación. Sin ir más lejos INFORMACIÓN publicaba la semana pasada que en una reunión en julio Soler Obrero había hecho ver al resto de ediles que había que rascarse los bolsillos en algunas áreas porque faltan 3 millones de euros para garantizar el pago de las nóminas de este año, algo que ha sublevado a los sindicatos, que desconocían la situación.
Soler, con el alcalde Ruz, en una comparecencia / Áxel Álvarez
Problemas económicos
El diario también ha sabido que las cuentas municipales también tienen un «agujero» de otros tres millones de euros que hay que solventar cuanto antes porque es impensable cerrar otro descuadre presupuestario en mitad de un plan de ajuste. Una realidad esta de los problemas económicos que niega el equipo de gobierno, aunque haya evidencias que admiten. Para muestra el hecho de que en el presupuesto apareciera 1,6 millones de euros para productividad cuando a la Junta de Personal se le dijo que había dos millones. Ahora se intenta aplazar el pago del segundo semestre, previsto para noviembre y de un millón de euros, a 2026.
Pero además Ruz quiere que el presupuesto para 2026 esté en noviembre, antes que nunca, y eso obliga a un esfuerzo del área económica más que complicado contrarreloj porque, además, el 1 de enero el alcalde quiere que entre en vigor la carrera profesional, que ni siquiera está aún negociada con los sindicatos, con evidentes desencuentros sobre cuánto supondrá para las arcas públicas y en qué plazo llegará a beneficiar al 100×100 de los trabajadores. También tienen que aprobarse las tasas para el próximo año y, quién sabe, si el gobierno de PP y Vox querrá meter otra rebaja de impuestos.

Francisco Soler abandona el salón de plenos junto al diputado socialista Francis Rubio, y los ediles Samuel Ruiz y Mariano Valera / Áxel Álvarez
Problema interno
Hay un evidente problema interno económico en el equipo de gobierno que nadie quiere airear con Soler en mitad de todo para solucionarlo. Pero hay más, según ha sabido INFORMACIÓN, el edil en julio ya se negó a firmar alguna decisión que le competía en su área, como el acuerdo para la subvención anual con la Acequia Mayor del Pantano. También hay por delante una difícil negociación con el presupuesto que quiere Vox para sus áreas en 2026, algo que ya ha hecho saber en algunas reuniones, incluso oponiéndose a trasvase en partidas del presupuesto, algo que el PP ha hecho alegremente este ejercicio. Un caldo de cultivo, sumando al hecho de no estar de acuerdo con algunas decisiones que le han hecho alejarse, ya bien sea por cansancio o discrepancias con la línea que marca Ruz. Se le ve menos en los actos y en otros, como el Plan Estratégico, ni apareció.
El hecho de perder unos 12.800 euros brutos anuales pasando de 50.142 euros (42.989 euros como teniente de alcalde más 7.163’36 euros de pagas extras) a 37.600 euros brutos quizá sea su baza para que se tengan en cuenta sus directrices o un pulso de incierto final. El tiempo lo dirá. Samuel Ruiz, Aurora Rodil y José Antonio Román son los tres ediles del gobierno que han renunciado anteriormente a su dedicación. En la oposición lo hizo Carlos González.
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