Parar a Lamine Yamal, habitualmente, es misión imposible. Su condición de futbolista superdotado, donde combina su imprevisibilidad con una zurda mágica que es capaz de sorprender independientemente de la circunstancia y del contexto del encuentro, y un regate vertiginoso, lo elevan al lugar donde se sientan los mejores jugadores del mundo, siendo el canterano del Barça uno de los más prestigiosos. Los oponentes que se enfrentan al ‘10’ se estrujan la cabeza para encontrar la fórmula que les permita frenarlo, pero en Orriols, lugar donde cualquier gigante sufre de lo lindo, Manu Sánchez fue capaz de disminuir a grandes niveles las múltiples capacidades que lleva Lamine de serie. Fue el segundo partido del ‘23’ como granota, pero su actuación sirvió tanto para poner en pie al coliseo de Orriols como para metérselo en el bolsillo.
El atacante culé, según el portal estadístico Sofascore, no registró una valoración tan baja desde que el Barça vio peligrar su pase a las semifinales de la Champions League en Dortmund. Fue en el mes de abril, en la vuelta de una eliminatoria en la que los de Hansi Flick aterrizaron con un 4-0 a favor y sufrieron un 3-1 en contra que les puso contra las cuerdas. La valoración de Lamine fue de un 6’2 y, desde entonces, registró notas tan altas que le posicionaron como un candidato al Balón de Oro. 4 meses después de aquella noche en territorio alemán, el ‘10’, a pesar de que el Barça ganó sobre la bocina, no tuvo un partido plácido en el Ciutat, sobre todo, por el futbolista que se encargó de marcarle. Las estadísticas de Lamine ante el Levante se alejan de la habitualidad. Sus 104 toques se tradujeron en un 86 por cien de acierto en sus 57 pases ejecutados, pero Manu Sánchez secó su abanico de opciones en ataque: solo atinó un centro de los seis intentados, completó 9 de los 19 regates intentados, ganó la mitad de los duelos en el suelo (12 de 24) y perdió el balón 27 veces. 6’8 fue su valoración en la plataforma Sofascore.
Aun así, los mejores, en sus peores días, pueden ser determinantes. Le dio a Pedri el esférico con el que el Barça recortó diferencias en Orriols y puso el centro que desvió Elgezabal, de manera desafortunada, a su propia portería. No obstante, Yamal fue incapaz de superar a un Manu Sánchez que le desquició por completo, tanto con el cuero en posesión como sin él. El futbolista procedente del Celta, a su vez, solo perdió el balón en 7 ocasiones y fue regateado cinco veces, aunque ejecutó 9 tackles durante un partido cuyo marcador se abrió mediante una gran acción individual del ‘23’: robó, se la dio a un Morales que detectó su carrera por la banda, recogió nuevamente la pelota y se la puso a un Toljan que contribuyó en la jugada localizando la llegada en segunda línea de Iván Romero, quien abrió la lata en el choque frente al Barça. “Ha hecho un trabajo fenomenal para parar a Lamine. Luego ya estaba agotado y hemos apostado por Pampín”, aseguró Julián Calero en rueda de prensa. La puesta en escena de Manu Sánchez en Orriols no tuvo el resultado esperado, pero su rendimiento individual sirvió para meterse a la grada del Ciutat en el bolsillo.