Jesús Málaga, un usuario de X
(antigua Twitter), compartió el pasado mes de agosto una experiencia
que ha desatado un intenso debate en redes sociales: al pedir la
cuenta en un restaurante italiano de la ciudad, descubrió que le
habían cobrado 1 euro por un grisini que no había pedido ni
consumido, y que tradicionalmente se servía como cortesía. «Primera
vez que me cobran 1€ por un grisini de cortesía (que ni había
pedido ni consumido) en un italiano…«, escribió en su perfil,
junto a una foto del ticket que reflejaba el concepto «pan
grisini» con un importe de 1 euro.
La publicación, que acumuló cientos
de respuestas en pocas horas, evidenció una preocupación creciente
entre los consumidores: la expansión de cobros encubiertos o no
consentidos en establecimientos hosteleros. Muchos usuarios relataron
situaciones similares, desde suplementos por terraza no anunciados
hasta cargos por agua del grifo o cubiertos. Otros, sin embargo,
defendieron la práctica argumentando que «nada es gratis»
y que los establecimientos deben cubrir costes. La polémica llega a
tal punto que hay que revisar qué dicen las organizaciones de
consumo como la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) y
FACUA-Consumidores en Acción sobre los límites legales de estas
prácticas.
¿Es legal cobrar por productos no solicitados?
Según la OCU, los establecimientos
pueden cobrar por partidas como el pan, los aperitivos o el agua,
pero solo si cumplen dos condiciones básicas: 1) el precio debe
estar claramente anunciado en la carta o lista de precios, y 2)
el consumidor debe ser informado antes de su consumo. En el caso del
grisini, si no estaba listado en la carta o no se advirtió
verbalmente, el cobro sería irregular. Además, si el producto se
sirvió sin mediar solicitud expresa, el cliente tiene derecho a
rechazar el pago.
FACUA, por su parte, insiste en
que cobrar por elementos «de cortesía» previamente
gratuitos constituye una práctica engañosa, especialmente si no
existe transparencia previa. «Los consumidores no deberían
sorprenderse con conceptos inesperados en la factura», señaló
la organización en un comunicado reciente.
El contexto legal: agua, pan y «suplementos ocultos»
La Ley de Residuos y Suelos
Contaminados para una Economía Circular, en vigor desde 2022, obliga
a bares y restaurantes a ofrecer agua del grifo
gratis. Sin embargo, no existe una normativa
estatal que regule específicamente el cobro de pan o aperitivos no
solicitados. Aquí, la clave es la información previa.
Una cuenta de bar o comida pagada
La OCU detalla que:
- El pan solo puede cobrarse si se
especifica el precio por unidad o comensal en la carta.
- Los aperitivos no pedidos (como
aceitunas o grisinis) pueden facturarse si están listados, pero si
el consumidor no fue informado, puede negarse a pagar.
- Suplementos por terraza o mesa son
válidos solo si se anuncian de forma clara y cuantificada (no basta
con un porcentaje).
Este marco legal choca a veces con la
realidad. Un estudio de la OCU reveló que el 30% de los usuarios
encontraron conceptos injustificados en sus facturas, como
«cubiertos», «limpieza COVID» o «reserva».
Las reacciones en redes: indignación y división
La publicación de Jesús Málaga en X
funcionó como catalizador de malestar acumulado. Respuestas como
«Esto es abusivo. ¿Dónde está el límite?» o «Yo
directamente me niego a pagar lo que no pedí» se mezclaron con
comentarios como «Los locales tienen derecho a cobrar por lo que
sirven, pero deben avisar». Algunos usuarios señalaron que, en
tiempos de inflación, los restaurantes buscan compensar costes
mediante estas prácticas, pero la falta de transparencia las hace
cuestionables.
FACUA ha aprovechado el caso para
recordar que los consumidores pueden reclamar mediante hojas de
reclamaciones y que, en casos de cobros abusivos, las multas
pueden llegar a 500.000 euros para infracciones graves.

Un camarero sirve bebidas en la terraza de un bar repleto
Málaga: un destino turístico bajo la lupa
El incidente ocurre en un contexto
particular: la ciudad andaluza recibe millones de turistas anuales y
acaba de celebrar su Feria de Agosto, donde se autorizaron 242
puestos de alimentación y 117 casetas. Aunque el Ayuntamiento
realiza controles de inspección para garantizar prácticas justas,
casos como este muestran que los abusos persisten.
Curiosamente, la Feria de Málaga 2025
promovió actividades gratuitas para familias, un contraste con
prácticas como la del restaurante italiano.
Consejos para consumidores: cómo defenderse
Tanto OCU como FACUA recomiendan:
- Revisar la carta previamente: Buscar precios de partidas como pan, agua o aperitivos.
- Preguntar antes de consumir: Si
sirven un producto no pedido, cuestionar si es gratis.
- Exigir el ticket y conservarlo: Es
esencial para reclamar.
- Utilizar las hojas de
reclamaciones: Disponibles en todos los establecimientos.
- Apoyarse en asociaciones de
consumo: OCU y FACUA ofrecen asesoramiento jurídico.
La transparencia como única solución
El caso del grisini de 1 euro es solo
un ejemplo de una problemática broader: la tensión entre la
necesidad de rentabilidad de los negocios y los derechos de los
consumidores. Como resume la OCU, «Los precios son libres, pero
deben ser anunciados» [citación:4]. En un sector tan visible
como la hostelería, la confianza del cliente es un activo
irrenunciable. Cobrar por lo que ayer era cortesía puede ser legal
si se anuncia, pero si se hace de forma encubierta, se pierde algo
más que un euro: se pierde la fidelidad.
Mientras, Jesús Málaga concluye:
«Ojalá mi queja sirva para que otros no pasen por lo mismo».
Las redes sociales ya le han dado razón.