Los agentes del GOIT de la Policía Nacional, expertos en de la policía consiguieron recuperarlo el pasado 6 de junio tras más de dos horas taladrando el suelo para llegar al zulo que los asesinos habían camuflado bajo la cocina de la vivienda.
Juana Páez luchó durante dos años para demostrar al juez, que archivó el caso inicialmente, que su hijo no había desaparecido voluntariamente y que había sido víctima de un crimen. Francisco de Pablo, un joven madrileño de 32 años, estaba en paro y acababa de romper la relación con su novia. Había empezado a «tontear con las drogas» y «se relacionaba con personas poco recomendables». Antes de desaparecer, el joven había denunciado que estaba recibiendo amenazas y había sufrido un robo en su casa.
Por eso, cuando el 21 de marzo de 2022 salió con un amigo de su casa, en el distrito madrileño de Hortaleza, dejando allí a sus perros, y no regresó, tanto su madre como la policía tuvieron claro desde el principio que Francisco «se encontraba en una situación de riesgo para su vida». Durante meses, la Policía y también la madre de Francisco se adentraron en la Cañada Real y en Valdemíngomez entrevistándose con traficantes de droga, para encontrar pistas del joven. Los agentes repasaron las bases de datos de asociaciones como Proyecto Hombre en busca de Francisco.
Fotos del álbum familiar de Francis. A la derecha, el joven junto a Juana, su madre. / / SUCESOS
El 6 de junio de 2024 la Policía